Día 11 de febrero
Para
nuestro amanecer de este domingo en Costa Lago, he puesto el 2º movimiento de
La pequeña serenata nocturna de Mozart, que en un atardecer de hace
años, en París, nos cautivó, nos encantó su interpretación improvisada por un
corro de jóvenes violinistas espontáneos, en una de las callejuelas del Barrio
Latino.
Durante
nuestra rítmica marcha matinal, después de desayunar en el paseo marítimo, el
día se fue abriendo en claridad dorada, a los destellos de un mar que
reverberaba chispas de luz. Mientras que, por contraste, veíamos a lo lejos
agolparse sobre los montes de Málaga una manta de nubes negras, amenazando
descargar su furia. Comimos en un chiringuito de la playa (gambas al pil-pil,
pipirrana de huevas, boquerones al limón y lenguado a la plancha) y después de
solucionar varios asuntos y estar con nuestros amigos Luisa y Juan (con sus
preciosos hijos, Joaquín y Juan y con la princesa recién nacida), nos fuimos al
cine en Plaza Mayor. Vimos la película de Todd Field, nominada para diversos
Oscars, "Juegos secretos", que entrelaza un humor casi negro con emociones
profundas de la vida real y cotidiana, en un ambiente convencional en
apariencia, donde progresivamente se va urdiendo el drama, la tragedia. y la
superación por la ternura.
A
la vuelta a Córdoba, vine medio dormido, mientras Julia conducía por la nueva
autovía, en una tarde gris, aburrida y llorosa de este desconcertante
invierno.
Día 18 de febrero
He
estado haciendo poco a poco el traslado del despacho, que dejé minuciosamente
descrito en mi libro "A corazón abierto" como el ámbito material que acoge la
mayor parte de mis horas diarias, testigo de tantos dramas humanos, tantas
confidencias, ilusiones, llantos, sufrimientos, esperanzas, frustraciones,
esfuerzos.
Es
este nuevo despacho el sexto que ocupo como consulta, más adecuado a mi momento
profesional: es decir, más pequeño, aunque por eso mismo más acogedor. Así me lo
comentó el segundo paciente que lo estrenó ayer, aunque todavía no está
completamente equipado. Estos traslados tienen siempre resonancias endopsíquicas
de muerte: algo que termina, que se deja, se abandona. Cosas que no volveré a
colocar por la reducción del espacio: por ejemplo, no colgaré ya mis títulos
profesionales, ni algunos cuadros. Es muerte, sí, pero también resurrección y
esperanza renovada de nueva vida. Como decía el actor Federico Luppi en aquella
recordada película "Lugares comunes". Cito de memoria: Toda la experiencia de la
vida se reduce a nacer y morir. Y la gente piensa que se nace y se muere en
actos sucesivos. No son sucesivos, son simultáneos.
Hoy
mi hija viaja desde Madrid a Cádiz en el ALTARIA, para pasar tarde y noche
disfrazada "de carnavales", y regresar por la mañana a Madrid. "Sarna con
gusto", se llama a esto.