La familia real fue libertada; los
escasos pobladores volvieron organizada i disciplinadamente a su vida normal,
pero con impulsos de progreso animados por los Tumbas, quienes, después de unos
días, consideraron que siendo ellos extraños allí, era hora de que se marchasen.
Con mucho cariño i gratitud, se opuso tenazmente el Cacique, quien les ofreció
en matrimonio a la princesa i a dos de sus sobrinas. Las tres jóvenes de sangre
real eran mui hermosas i educadas en un ambiente sano, de bondad, buenas
costumbres i trabajo. Complacidos aceptaron los tres i simultáneamente se
efectuaron las tres bodas, que fueron celebradas con un largo i regocijado
festejo.
Los tres matrimonios tuvieron hijos. I
esos hijos otros hijos, i así sucesivamente. De este modo fue creada la gran
nación huancavilca, de indios-cholos. Un poco de la sangre de esos valientes
huancavilcas corre por las venas de ustedes, aunque sean
rubiecitos.
I colorín colorado, el cuento se ha
acabado.