Aguardando a que el Altísimo me llame a su morada liberándome
así del peso del cuerpo y del sufrimiento que mi corazón acarrea desde hace
años, y encendido por el deseo de que la verdad no muera conmigo sino que, a
través de algún corazón piadoso y valiente resurja incólume, me apresuro a dejar
constancia en mis últimos días de lo que antes callé.
He confiado mis pensamientos a nuestra Señora, ella sabe
guardar un secreto mejor que un amigo y al soportar la carga, aviva mi
esperanza. AADGIPR
Ruego a Dios que mi espíritu sólo sea liberado cuando desvele
la verdad permitiéndome así enmendar mi error de cobarde. Aún así, que no se
cumplan nuestros deseos Señor, sino tu Voluntad.
Nota: Este manuscrito fue hallado en el interior de la tumba del Papa Pablo
III, en la cripta bajo la iglesia de san Pedro del
Vaticano.