Y es a esto a lo que llamamos libre albedrío. Sí,
diversidad de manera infinita y libre como Su Amor por nosotros.
Un principio básico de la ley de causa y efecto
establece que ningún efecto puede estar separado ni ser contrario a la
naturaleza y afinidad de su causa. Esto significa que si nosotros creemos que no
nos manifestamos en todo como efecto-creación que somos de nuestra
Causa-Creadora, sencillamente estamos creyendo en un error que esta de espaldas
a nuestra genuina razón de ser, una ilusión.
Esto, es imposible en la realidad, pero puede ser creído
y experimentado, y todo ser que crea que existe apartado de la causa para la
cual y en la cual fue creado, experimenta la soledad y el abandono
causándose lógicamente grandes temores y frustraciones.
Imagina por un momento que una gota de agua que viaja en medio
de un infinito mar no recuerde ni entienda la razón de su viaje y,
además, crea en la necesidad de defenderse de la causa donde se origino
su existencia y en la cual habrá de estar por siempre.
Reconocer y vivir como y para lo que fuimos creados es estar en
armonía con toda la creación y así vivir de acuerdo a la
voluntad de Dios.
Independientemente de cualquier tipo de razonamiento que
quisiéramos hacer con respecto a lo que es la Santidad de Dios,
entendamos que ninguna causa es capaz de crear algo que pueda ocasionar su
propia destrucción. Eso seria un contrasentido, falso ante toda realidad,
tan solo una ilusión.
Una ilusión es un error en la percepción
originado sobre la base de datos o creencias falsas.
Así lo que nosotros pensemos que pueda ir contra la
realidad de la vida es solo una ilusión, un error.