-La que
está más abajo es, sin dudas, una Light Dragoon, también de la misma época,
presumo -continuó el alemán.
-En rigor
de 1760 según se observa en la platina firmada por Edge -aclaró Claude.
El entusiasmo de su comandante incitó la curiosidad de
Hoffmeyer, quien no estaba ajeno totalmente a esa predilección de Rundstedt,
pero aún, tras cuarenta años de servir juntos, no conocía el tema con
profundidad. Cuando se acercaba, estiró su cuello y observó con gestos de
entender mucho.
-Sería muy
agradable vivir nuevamente en la época de estas armas, cuando aún se le podía
ver el blanco del ojo al rival, ya fuera en duelo, ya fuera en combate
-opinó Rundsted, pero el tema de
conversación se vio interrumpido por la llegada del personal de servicio, que
con Dacharry a la cabeza, indicaba que las viandas estaban listas.
En el momento en que se cortó el diálogo, Hoffmeyer recibió
órdenes del Mariscal respecto del personal de la escolta.
-Klauss,
que la guardia esté apostada con toda discreción, no les lleven comida a sus
puestos para evitar distracciones y comentarios. El resto, que se instale aquí,
según lo dispuesto por nuestro hospitalario Latour. Cuiden los pisos. Que el
Teniente Coronel Becker localice a Blumentritt por la frecuencia
especial.
-Jawohl,
verstanden! -se apresuró a decir
el Ayudante e inmediatamente llamó a su Jefe de Comunicaciones y le transmitió
la orden: Becker, con Blumentritt por frecuencia especial. El nombrado salió con
presteza hacia el gran patio y se acercó a uno de los autos de servicio, tras
hacer una seña al centinela del portón. Encendió la radio y buscó la conexión
con el Jefe del Estado Mayor de Rundstedt, a la sazón en Ruan, Coronel General
Günther Blumentritt. Establecida la comunicación, volvió a la casa para
informarle esto a Hoffmeyer, quien consultó a von Rundstedt: