-";Vas mejor, Pasionaria?"
-"¡Vaya que voy, como que ya me he puesto
buena!"
-Sin embargo, un doctor que estuvo de temporada en el cortijo,
vio a la niña y su pronóstico fue fatal: "A la caída
de las hojas se nos va."
Pasionaria desmentía con su cambio este vaticinio.
Pasionaria cantaba, haciendo los menesteres de la casa, siempre que Antonia,
perezosa y egoísta, andaba de parranda con las cortijeras. Luego que la
madrastra llegaba, Pasionaria enmudecía. ¡Así callan los
pájaros cuando ven la escopeta de los cazadores! Las buenas gentes del
cortijo se decían, con grandes muestras de compasión, que
Pasionaria estaba loca. La habían visto hablar sola en los rincones, y
hasta habían escuchado estas palabras:
-"¡Madre! ¡madrecita!"
.Pasionaria no estaba loca. Pasionaria hablaba con su madre. La
santa mujer, que tenía una silla de marfil y de oro cerca de los
ángeles, pidió una audiencia a Dios Nuestro Señor para
decirle:
-"Señor: yo estoy muy contenta y muy regocijada en
tu gloria, porque te estoy mirando; pero, si no te enojas, voy a hablarte con
franqueza. Tengo en la tierra un pedacito de mi alma que sufre mucho, y mejor
quiero padecer con ella que gozar sola. Déjame ir a donde está,
porque me llama la pobrecita y se está muriendo."