https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Venganza moruna" de Vicente Blasco Ibáñez (página 6) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Viernes 09 de mayo de 2025
  Home   Biblioteca   Editorial      
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  3  4  5  (6)  7  8  9 
 

Ya la mocetona siguió tras él, sumisa como una oveja, formando rudo contraste aquella mujer grande, poderosa, de fuertes músculos, que parecía arrastrada por Teulaí, enteco, miserable y ruin, en el cual únicamente delataban el carácter los alfilerazos de extraña luz que despedían sus ojos. Marieta sabía de lo que era capaz. Hombres fuertes y valerosos habían caído vencidos por aquel mal bicho.

En la última casa del pueblo, una vieja barría, canturriando, su portal.

-¡Bona dona, bona dona! -gritó Teulaí.

La buena mujer acudió, tirando la escoba. Era demasiado célebre el cuñado de Marieta en muchas leguas a la redonda para no ser obedecido inmediatamente.

Cogió al niño de brazos de su cuñada, y, sin mirarle, como si quisiera evitar un enternecimiento indigno de él, le pasó a los brazos de la vieja, encargándole su cuidado... Era asunto de media hora..., volverían pronto por él en cuanto terminasen cierto encargo.

Marieta rompió en sollozos, y se abalanzó al niño para besarle. Pero su cuñado tiró de ella. Avant, avant. Se hacía tarde.

Subyugada por el terror que inspiraba aquel hombrecillo venenoso a cuantos le rodeaban, siguió adelante, sin el niño y sin la cesta, mientras la vieja, santiguándose, se apresuraba a meterse en su casa.

Apenas si se distinguían como puntos indecisos en el blanco camino las mujeres que marchaban al pueblo. Los pardos vapores del anochecer extendíanse a ras de los campos; la arboleda tomaba un tono de oscuro azul, y arriba, en el cielo, de color violeta, palpitaban las primeras estrellas.

 
Páginas 1  2  3  4  5  (6)  7  8  9 
 
 
Consiga Venganza moruna de Vicente Blasco Ibáñez en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Venganza moruna de Vicente Blasco Ibáñez   Venganza moruna
de Vicente Blasco Ibáñez

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2025 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com