El grado de realidad y, por consiguiente, de verdad de un modo u otro de nuestro estudio de las categorías tiene que ser necesariamente distinto. No podemos, por ejemplo, pretender que cambiando nosotros (los que estudiamos las categorías) el concepto de categoría, vayamos a cambiar el modo de pensar vigente durante dos mil años. El comportamiento lingüístico es autónomo respecto a lo que piensan quienes lo estudian que, para más complicación, son necesariamente hablantes de esta o de aquella lengua (=tradición en la técnica del hablar).
9.4. Las categorías y el saber originario
Hemos visto que Aristóteles parte del saber originario que como hablante tenía de su lengua. Lo mismo tenemos que decir y con más razón de los cognitivistas que confunden el nivel histórico de la lengua dyirbal con los prejuicios y creencias de quienes estudian las categorías, quienes para más complicación, no pertenecen a la lengua dyirbal ni pretenden describir una lengua determinada, sino lo que llaman la cognición. El estudio que hacen los cognitivistas peca siempre de introducir como real los prejuicios y creencias de los investigadores, quienes, convencidos de su verdad, se creen con las manos libres para cambiar la forma de pensar vigente, no ya en una comunidad lingüística (=una lengua), sino en todas, pretendiendo hacer en consecuencia una nueva filosofía. En esta observación de los cognitivistas está implícita la doble realidad de que tratan: la distinción no formulada entre la forma de pensar vigente durante dos mil años, según dicen, y la realidad de las categorías. El propio título del libro de Lakoff es la introducción de una creencia en un estudio que pretende ser científico.
9.5. El acto del habla, la creación de las categorías
Los hablantes no pueden hablar sin utilizar unas categorías, o mejor: sin crear unas categorías en el propio acto del habla.