Generalmente en el primer período de intentar algo diferente,
de intentar escucharse, o intentar tomarse un tiempo antes que el frenesí de la
rutina del hábito de lo conocido me tome totalmente, se produce un aumento de la
ansiedad, no una disminución. Pero allí está la posibilidad de elegir, de
empezar a ser libre, de escuchar la voz del corazón, de Dios, de uno mismo.
La fuente de la desdicha no es el entorno. Hay dolor e
inclusive mucho dolor innecesario. ¿Pero no es cierto que aún cuando las
circunstancias no son realmente críticas lo mismo somos desdichados? La desdicha
real es que escuchamos el canto de las sirenas que nos llevan, una y otra vez, a
estrellarnos contra las rocas y a ser devorados por el monstruo de un sólo ojo:
la ansiedad. No escuchamos el canto de nuestra alma, de nosotros mismos. Nuestra
alma y nuestro espíritu es lo que somos y está cantando siempre.
Creo que es una suerte que haya un anhelo, aunque no es
reconocido como tal, el anhelo es escuchar ese canto del alma.
La respiración es algo muy milagroso, podemos hacer con ella
muchas cosas, sin embargo es totalmente independiente de nosotros. Si la dejamos
sola, sucede, nos sucede y nos hace suceder, de allí al canto de la respiración
y del alma. Esta es una propuesta en fe, lo que es esencial para nosotros
siempre está disponible. No hay una barrera real entre lo que es esencial para
nosotros y nosotros mismos. El único impedimento para esa comunión entre
nosotros y lo que es esencial somos nosotros mismos. Nuestra atención exagerada
a lo no esencial es lo que nos produce ansiedad.
Digo exagerada porqué no se trata de abandonar todo, o
retirarnos a una cueva, o convento, o al pico del Himalaya. No se trata de no
querer ropa, inclusive linda. No se trata de no querer comer rico, ni de
escuchar buena música. No se trata de querer tener un mejor techo, ni de no
querer tener un techo, estamos en diversos lugares de la ansiedad y en algunos
es más comprensible que en otros. No por comprensible es menos el enemigo. Si,
poco a poco, dejamos de escuchar la ansiedad vamos a poder actuar más libremente
lo que es esencial. Lo que es esencial no está peleado con ciertas cosas, para
nada, pero no en los términos de la mente, ni de lo que creemos es la actividad
mental, ni de la actividad de la angustia.