Otros
nutrientes, como la vitamina C, también operan
directamente sobre el sistema suprarrenal, que incrementa su funcionamiento durante las
situaciones cargadas de estrés:
libera las hormonas del estrés, a
saber, el cortisol y la adrenalina. Estos nutrientes ayudan a las glándulas suprarrenales y
al organismo en general a trabajar con
eficacia contra el estrés.
Otros
nutrientes, como el zinc, mejoran el funcionamiento
del sistema inmune, que el estrés suele
debilitar. O sirven de tratamiento para diversos
síntomas del estrés, como el insomnio, la depresión
y la ansiedad. La melatonina, por ejemplo,
es un auxiliar bien conocido del sueño natural que ayuda a restaurar los ciclos
naturales de sueño del
organismo; estos pueden distorsionarse cuando la
persona se encuentra bajo estrés. También hay diferentes hierbas eficaces para
el alivio del estrés.
A
fin de cuentas, todos somos personas complejas,
con múltiples facetas en nuestra vida y en nuestra personalidad. Estos aspectos
consisten, entre
otros, en nuestras relaciones con los demás, nuestro
trabajo, nuestras creencias espirituales y nuestras emociones. Si solo uno de ellos está
desarreglado puede contribuir al
estrés e incrementar el grado de
sufrimiento que experimentemos. Para
tratar el estrés con mayor efectividad debemos tener en cuenta todas estas facetas y
determinar en cuáles se pueden
efectuar cambios positivos. Realizar pequeñas modificaciones en el estilo de vida (por ejemplo, en nuestra actividad
física), además de recibir un apoyo
nutricional adecuado, puede tener
profundos efectos sobre nuestra
capacidad para salir airosos pese a las circunstancias estresantes.