-¡Ya veré, mamá!
Me inscribí a una de las más prestigiosas universidades del
país y estudié Derecho.
Al terminar mis estudios ingresé a trabajar como ayudante del
ayudante del fiscal del distrito, con mucha dedicación y al paso de los años me
vi convertido en el nuevo fiscal; como diría la gente, obtuve el éxito, pero no,
porque un buen día sucedió lo inevitable.
-¡Perdiste algún caso importante!
-Peor aún, perdí el más importante de todos, me vi con treinta
y dos años, solo y siendo un ser muy, pero muy triste, vi cómo mi vida se había
convertido en algo trivial: el trabajo, cenas con amigos, de vez en cuando un
cine, el coche, la casa. en fin, en nada, sólo otra vida más, igual a la de los
demás, me cansé de vivir conmigo mismo, de ver que mi vida era lo que alguien o
algo había inventado para mi, una vida como la de casi todos, sin un sentido
propio y una vida sin sentido es como intentar respirar en el vacío, sientes
cómo te vas quedando sin aire y lentamente tu vida se va escapando de tu cuerpo
hasta que quedas convertido en un manojo de huesos recubiertos de piel y
dedicado a sobrellevar los problemas económicos y emocionales de la mejor forma
posible, engañando a los sueños, para que no te jodan demasiado intentando que
no se metan en tu mente para que no te recuerden que sólo eres otro más., abría
los ojos por la mañana y los volvía a cerrar en la noche y en medio moría en
vida.