-"Los sueños de un hombre no se consiguen con dinero".
Soltó una carcajada que hizo eco en la profundidad de la noche;
yo, un tanto confundido y enojado, le contesté:
-¿Se ríe usted de mí?
-¿Yo?, sería incapaz de reírme de nadie y menos de un hombre
como usted, tan joven y bien vestido, con ese elegante traje y que, además,
intenta quitarse la vida.
-Entonces, ¿por qué ríe?
-Es muy simple: las personas están convencidas que el éxito y,
por ende, los sueños, se consiguen a través del dinero o de lo que pueden
adquirir con él, sin darse cuenta que el éxito, es sencillamente, sentirse bien
con lo que somos, hacemos, sentimos y tenemos, sin importar lo que les marque la
sociedad o la moda, en fin ser auténticos e individuales y no permitir que este
inconsciente colectivo les invada, les robe su identidad, les señale la ruta de
vida o les arrebate la posibilidad de seguir soñando; como cuando éramos niños y
soñábamos con lo que seríamos de grandes, hoy ya grandes, seguramente somos no
lo que queremos si no lo que podemos, de allí que existan tantas personas con el
corazón lleno de basura, basura que intentan arrojar por el borde de los puentes
y al final de sus vidas miran para atrás y ven que fueron como todos y que
perdieron la posibilidad de ser y no sólo de estar.