INTRODUCCIÓN
Ante este llamativo título, Dios está de vacaciones, seguramente los
más escépticos se preguntarán sonriendo: ¿hablar de Dios a estas alturas? ¿Es
que Dios existe? La verdad es que yo no sé si existe o no, si es un ser
eterno como pretenden todas las religiones, de lo que sí estoy seguro es de
que Dios es un tema eterno, al menos tan eterno como el hombre. Me parece
que para entender esto así basta con echar una mirada a nuestro alrededor o
levantarla un poco más lejos.
Hoy, entre los problemas políticos más graves del Planeta Tierra no cabe duda
de que está el de Oriente Medio, el interminable conflicto entre judíos y
palestinos, que tiene profundas raíces teológicas, tanto que se puede decir que
es un conflicto bíblico. Ciertamente, se trata de un conflicto que tiene hondas
raíces teológicas, y además son las mismas por ambas partes, pues ambos pueblos
tienen al patriarca Abraham por padre común
Es evidente que en todos esos conflictos, en los antiguos y en los de ahora
mismo, Dios está de vacaciones. Se entiende Dios como ser causante
efectivo, que se va a poner de parte de unos o de otros porque le resulte más
justa su causa, o porque sean más simpáticos o más molestos a la hora de pedir.
Otra cosa es Dios como idea, que como tal sigue vigente, una idea que ha de ser
el objeto de la teología. Ahora bien, ha de ser una teología no
confesional, lo que resulta insoslayable si pretendemos resolver de verdad
los problemas, no simplemente aprovecharlos para sacar de ellos la mejor tajada.