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Y de eso se trata aquí desde una teología que quiere ser no confesional, lo
que es tanto como decir que la pueda entender todo el mundo, tanto el que haya
sido adoctrinado en la parroquia desde su más tierna infancia como el que nunca
haya puesto allí los pies, incluso el que haya sido adoctrinado en sentido
contrario. Hoy vivimos en una sociedad en la que se ha producido un profundo
desarraigo religioso, al menos en lo que se refiere a las motivaciones más duras
para que nos gobernemos rectamente en nuestra conducta personal: tales
motivaciones eran el premio del cielo y el castigo del infierno.
Estas motivaciones se sustanciaban psicológicamente en un duro sentimiento de
culpa, lo que facilitaba muy ventajosamente el tratamiento autoritario de
los problemas de gobierno. Y esto es lo que añoran las religiones. Ciertamente,
el sentimiento de culpa pudo ser muy útil en situaciones muy duras, cuando la
inocencia de las poblaciones era muy grande, pero mantenerlo hoy cuando esa
inocencia primigenia se ha perdido, podía ser destructivo por los abusos de
poder en que la maldad de unos y de otros van a incurrir. Incluso habría que
mantenerlo si no hubiese otro remedio, pero en democracia lo hay, y es el de
sustituir el sentimiento de culpa por el de responsabilidad, que a eso
vamos a tender aquí fundamentalmente, y lo vamos a hacer desde un sentido
crítico profundo, pero siempre de manera responsable y con el debido respeto a
las diferentes creencias.
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Consiga Dios está de vacaciones - Una teología no confesional de Julián Sanz Pascual en esta página.
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