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Aunque los españoles somos por lo común poco envidiosos y hasta magnánimos, no se ha de negar que, en esta ocasión, y harto fundado motivo había para ello, el patrón, el piloto y los demás de la goleta se morían de envidia.

A fin de consolarse de no ser tan venturosos como el señor Nichtverstehen, tomaron dos cochecitos de punto y se fueron a pasear por los floridos alrededores de Hamburgo.

Durante este paseo en coche, crecieron la admiración y la envidia de todos. Y la cosa no era para menos. Vieron una magnífica fábrica de tejidos. Preguntaron quién era el fabricante capitalista, y supieron por el mismo conducto y medio que era el señor Nichtverstehen.

Admiraron después una suntuosa quinta circundada de bosques y jardines, con colosales invernáculos, donde había palmas gigantescas, helechos arborescentes, naranjos, limoneros, higueras de la India, orquídeas y mil otras plantas de los climas cálidos, y donde bramaban, gruñían y cantaban, en grandes jaulas, multitud de fieras y de aves. Con asombro supieron que aquel regio y campestre retiro era también propiedad del señor Nichtverstehen.

-Debe de ser un potentado -exclamaba el piloto.

-Lo que posee valdrá muchos millones de florines -añadía el patrón.

-¡Quién fuera como el señor Nichtverstehen! -decían los demás en coro.

-Haciendo estas exclamaciones volvieron a entrar en la ciudad, se apearon y prosiguieron a pie su paseo formando grupo.

De pronto se llenó la calle de gente.

-¿Qué será? -decían.

Era un entierro de mucho lujo.

El secretario, según tenía ya costumbre, se dirigió a una persona de las que vio más cerca para enterarse y saber a quién llevaban a enterrar.

Luego que se enteró, el secretario volvió a sus compañeros, y como era docto y sentencioso y no sólo sabía alemán, sino también latín, les dijo con mucha gravedad:

-Sic transit gloria mundi. No hay que envidiar la opulencia, los deleites y el regalo. De nada le han valido todos sus millones al señor Nichtverstehen. Era tan mortal como el más miserable pordiosero. Ahí le tenéis encerrado en ese féretro, y dentro de poco estará en el sepulcro y será pasto de gusanos.

 
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