El libro trata la problemática de la
Iglesia Evangélica actual, trayendo a la reflexión del lector temas que
necesariamente deben ser repensados por todos aquellos que abrogamos por la
unidad en nuestras congregaciones, el reconocimiento mutuo y la coherencia del
testimonio cristiano ante un mundo cada vez más necesitado de un mensaje de paz
y unidad.
Si bien está dirigido a creyentes,
el libro es también de interés para aquellos que, sin comulgar con las ideas y
doctrinas protestantes, deseen interiorizarse sobre el mensaje que éstas
predican y los motivos que hasta hoy generan disensión entre
ellas.
No es un libro doctrinal, aunque se
explican algunas de ellas; tampoco se intenta hallar una respuesta a todos los
problemas; mucho menos de traer juicio o condenación; apenas es un intento por
hallar un poco de claridad sobre la realidad que hoy atraviesa la Iglesia
Evangélica y el Cristianismo en general.
Tampoco es un libro de teología. No
es un intento por explicar a Dios. Simplemente se trata de ver cuánto de lo que
hacemos dentro del ámbito del cristianismo tiene realmente una base en las
escrituras. La unidad del cristianismo depende de que todos estemos sobre el
mismo fundamento, de allí la importancia crucial que tiene el estar seguros de
sobre qué basamento estamos edificando nuestras vidas.
El libro está dividido en 6
capítulos. Los temas principales de cada uno de ellos son:
1.
El propósito eterno de Dios: profundiza la respuesta a la pregunta que
todos nos hemos hecho alguna vez ¿Por qué y para qué existimos? La centralidad y
supremacía de Jesucristo sobre lo creado, y la elección del hombre como
beneficiario en su unión con el Hijo de Dios.
2.
El plan de Dios: la necesidad de redención y la obra de Dios en
la tierra por medio de su iglesia. El desarrollo del plan de Dios para rescatar
al hombre y restaurar en él Su propósito, y su cumplimiento con la venida a la
tierra de Jesucristo.
3.
El evangelio del Reino de
Dios: su
explicación y aplicación al hombre. La raíz judía del mensaje de salvación y su
prédica a las naciones del mundo. Los puntos principales que trata Dios en el
mensaje de redención.
4.
La doctrina del reino de
Dios: una
visión crítica sobre los motivos que hoy separan a los creyentes. Explicación de
las leyes del reino de Dios resumidas por Jesús en el sermón del monte en las
bienaventuranzas, y de las leyes que gobiernan al hombre que vive sin esperanza
en el mundo. La pureza doctrinal en la actualidad: su necesidad y
reconocimiento.
5.
La vida en el reino de
Dios: los
sacramentos de la iglesia. Análisis de las doctrinas y prácticas de los
creyentes del primer siglo, y su aplicación a la vida de la iglesia en la
actualidad. La Santa Cena, el Bautismo, la enseñanza apostólica sobre los
principios que rigen la vida en la iglesia. El ministerio del Espíritu Santo. La
vida conforme a la Gracia de Dios. Los dones del Espíritu Santo. El orden,
funcionamiento y forma de la las congregaciones.
6.
El crecimiento en el reino de
Dios: el camino
para alcanzar la madurez espiritual, la meta de todo creyente. Qué significa ser
un niño espiritual. Que significa haber alcanzado madurez.
Mensaje al Lector:
Hay en el hombre la necesidad de saber quién es en realidad, y para qué
existe. Muchos creen haber hallado la respuesta, otros no y ven sus días
transcurrir en medio de su propia incertidumbre.
Todos creemos en algo. Pero la realidad es que, por lo general, no es nuestra
creencia la que determina nuestra vida, sino nuestra necesidad o nuestra
insatisfacción. Pocos son los que en verdad se dedican a vivir conforme a sus
convicciones más profundas. Pocos son los que ponen como centro de su existir
aquello en lo cual creen profundamente. Y menos son aún aquellos que dan su vida
por ello.
De estos que dan su vida por la causa en la cual creen, se hallan aquellos
que han muerto por ideologías, por personas, por sueños, por banderas, por Dios.
Estos son los mártires, los héroes a los que muchas veces rendimos culto y
sirven de inspiración a los que intentan sus mismos caminos.
Tal vez no nos demos cuenta, pero todos estamos dando nuestra vida por algo,
aunque en general ni siquiera sabemos reconocerlo. Todos vivimos y morimos dando
nuestro tiempo, voluntad, esfuerzo y sentir a algo principal. Para muchos, la
vida es una desenfrenada carrera hacia algún lugar, y cuando se cree haber
llegado parece que todo está como al comienzo, o peor. Nuestro andar diario se
convierte es una abierta contradicción entre lo que creemos, o decimos creer, y
lo que en realidad vivimos. Pareciera existir una poderosa e incontenible fuerza
que permanentemente nos obliga a apartarnos del camino elegido, a cambiar una y
otra vez la meta soñada.
Yo no soy la excepción. Una y otra vez he intentado, una y otra vez he
fallado. Abrazar una fe no me eximió de la hipocresía, de la contradicción, del
decir y no hacer. Este libro no habla de teología, ni de teoría, sino del
entendimiento que da el deseo de ser hallado fiel a Dios, de la comprensión que
da el haber reconocido la propia falla y error y perseverar para alcanzar el
propósito de vida.
Esta obra no trata de convencer, sino de presentar de una manera que espero
sea comprensible, la razón de vivir y morir que nos ha dado Dios, y que se
presenta a lo largo de toda la Biblia.
Aunque hoy el término "cristiano" esté un poco devaluado, te invito a
recorrer la historia desde los umbrales del tiempo, para que puedas reconocer
cual es el verdadero sentir y contenido de la vida cristiana, la cual no se
trata de adhesión a doctrinas y prácticas religiosas, ni de pertenencia a tal o
cual iglesia o confesión de fe, sino de permitirnos ser lo que Dios desea que
seamos: imagen y semejanza de Jesucristo.
Quien escribe es alguien que por algún tiempo no creyó en nada, y por mucho
más sólo practicó una religión, pero que un día fue movido a ser sincero consigo
mismo y dar su vida por aquello en lo cual creía; a dejar la seguridad de una
organización religiosa para embarcarse en la más apasionante aventura jamás
vivida: vivir por fe.
Dar la vida, día a día, por aquello en lo cual creo, me enfrentó primeramente
a mis propias miserias, mis propias contradicciones, mi propia hipocresía.
Descubrí que creer no era suficiente, había que tomar decisiones y obrar
conforme a la convicción que había abrazado.
La historia de la Iglesia es un reflejo de nuestros errores, de nuestra
intervención humana en ella. Parece ser que los hombres nos hemos empeñado en
arruinar una y otra vez todo lo que Dios ha querido hacer con nosotros. Claro,
yo tampoco he podido evitar dar pasos en falso, pero poco a poco estoy
aprendiendo a ser fiel a Aquél en quien creo y a quien he decidido entregarle mi
vida.
Y como siento que estoy en deuda con aquellos que, como yo, están recorriendo
este mismo camino, es que me he atrevido a escribir, a llevar a las palabras
todo lo que mi corazón ha atesorado. No pretendo ser sabio, ni especial, sólo
fiel. Tampoco busco seguidores a alguna causa, sino yo mismo ser un fiel
seguidor de la causa en la cual digo creer.
Es mi deseo que puedan las palabras de este libro, ayudarte a ver lo que hay
en tu corazón, y a hallar las respuestas que necesitas para seguir adelante. Si
tienes tu vida y tus incertidumbres ya resueltas, éste libro tal vez sirva para
enriquecer tu alma; si aún eres alguien que busca un sentido a su propia
realidad, espero ser de utilidad en tu necesidad.