Obra teatral en dos actos más epílogo, Don Juan Demonio trata
un tema actual, relegado a un olvido voluntario, la traición de la/s
mujer/es, donde el hombre siempre estará perdido y vencido, muy a su
pesar.
Utiliza un lenguaje vivo, coloquial,
directo y franco capaz de llegar a todos los públicos sin
distinción alguna, liberado de esas vinculaciones castrantes a la
literatura tradicional-clásica señalada en muchos casos como
ejemplos a seguir por grandes intelectuales y que casi siempre conducen a un
callejón sin salida.
Este nuestro Don Juan quiere ser
solamente en apariencia y de nombre, como aquel personaje decimonónico,
pero en este caso bien distinto: fracasado y casi vencido que persigue venganza;
el gran ausente-presente en la obra, el muerto-vivo que da sentido a nuestro
enredo. Un Don Juan que en nuestra sociedad carece de sentido porque tiene eso
que llaman dignidad, nobleza y orgullo.
Hay mucho del autor en él y
casi podría afirmar bastante autobiografía, aunque no quiera
admitirlo.
Una conciencia social llevada a cabo
magistralmente por nuestro Duende que guía de la mano al
lector-espectador. Real y etéreo al mismo tiempo, malo al principio y
bueno al final creando bastante paralelismo con algunos de los personajes,
excepto con uno que concretamente le usurpará el lugar de la
maldad.
Ellas {Una maestra con hijo
ilegítimo incorporado, una cajera del super, una cincuentona
neurótica e hija cuerda, una cuarentona con hijo legítimo
potencial e hija de su anterior matrimonio}, casi todas excepto dos, unas
arpías, desconsideradas, interesadas y calculadoras cuyo objetivo
fundamental es hacer negocio de algo tan sagrado como es una unión
amorosa.
Una sátira social divertida
con lección moral incorporada a la antigua usanza, en la cual,
posiblemente y a pesar de la simpleza de formas, nos plantearemos la vida y tal
vez nos ayudará a construir mejor nuestras parejas y en esencia nuestra
felicidad.
UN CONSEJO:
Léanla, disfrútenla y
ante todo imagínenla representada en un escenario...
Y díganselo al vecino/a, al
amigo/a:
"Yo leí una vez una obra
de un autor desconocido que me encantó... Don Juan
Demonio..."
(Al decir esta frase póngase
de fondo la música de "Memorias de África" y recuerden
las palabras del principio de la película. Si no la han visto vayan
inmediatamente al videoclub y alquílenla. Vale la pena no sólo por
esto sino por ella misma).
Ginesa Martínez
García