Wenceslao Sieroszewski, novelista polaco, nacido en 1858 y fallecido en 1945.
Su padre, que tomó parte en la insurrección polaca de 1863,
perdió toda su fortuna y tuvo que emigrar. El joven Sieroszewski, educado en
Varsovia por uno de sus tíos, comenzó haciendo sus estudios clásicos. Pero era
el momento en que reinaba el «positivismo varsoviano»: el país, amodorrado
después de los sangrientos años 1861 y 1864, comenzaba a despertar. Un puñado de
escritores jóvenes y valerosos, a cuya cabeza se habían puesto A. Swietochowsky,
Henryk Sienkiewicz, S. Orochowitz, B. Prus, Eliseo Orzesko, María Konopnicka,
etc., predicaban la necesidad de acercarse al pueblo para instruirlo.
Sieroszewski entró de aprendiz en casa de un cerrajero, luego
como obrero del ferrocarril Varsovia-Viena, y, detenido poco más tarde por
delito de propaganda socialista, fue encerrado en la Ciudadela; algún tiempo
después, a consecuencia de una sublevación de presos políticos, fue sometido a
consejo de guerra y condenado a trabajos forzados. Pasó deportado quince años en
la Siberia oriental, y doce de ellos entre los Yakutas.
Dedicóse a trabajos de etnografía y etnología que le valieron
recompensas de varias sociedades científicas; indultado, por fin, exploró toda
la región del lago Baikal, luego la China y el archipiélago japonés.
Obligado a vivir entre pueblos salvajes y miserables,
Sieroszewski, aprendió a observarlos primero, a amarlos enseguida. Ensancháronse
su corazón y su pensamiento. Comprendió y sintió entonces -según su
propia expresión,- lo que antes se había limitado a saber: que el dolor
hiere a todo ser viviente con igual fuerza, si no del mismo modo.
Este amor y esta comprensión forman el manantial puro y
vivificante de toda la obra literaria de Sieroszewski. Hizo lo que probablemente
no había hecho novelista alguno: estudió al hombre bajo la corteza hosca, y
repelente del salvaje.
Así develó en sus novelas, cuentos y narraciones, los misterios
profundos del alma de los Yakutas, los Tonguses y los Tchukchis. Nos mostró la
ley fatal que pone en perpetuo conflicto a los hombres de razas diferentes, la
ley que hace que seres sencillos, buenos y henchidos de ternura, se conviertan
en héroes o malhechores, merced a las mortíferas condiciones de la vida.
He aquí una lista de las principales obras de
Sieroszewski:
Doce años en el país de los Yakutas, tratado científico; En la linde
de los bosques, novela; En la Red, novela; Chailach, En Otoño,
Tchuktchi, El Niño Robado, El Alba, Los Kulis, La Ermita de la montaña, El
sacrificio a los Dioses, El Valle Griego, Yang-Mig-Tsé, narraciones; El
Fondo de la Miseria, Richtau, Yang-Hun-Tsy, novelas; Viaje al Japón, a través de la Siberia y de la
Manchuria.