El Antiguo Testamento muestra que el concepto de Elegido o Primogénito
se refiere al mejor de los hijos y no al primero que nace. La Primogenitura
solamente podía surgir como consecuencia de una sociedad rica y productora de
excedentes, y solo en esas condiciones económicas tiene sentido la pregunta de
Abraham... ¿Para qué tanta riqueza y tanta recompensa si no podía tener
herederos? Únicamente con un Padre así, premiado con la abundancia, podía
realizarse un Pacto para darle a los Hombres riquezas y descendientes, a cambio
de que el mejor de los hijos y el mejor de todo ser vivo fuera para Dios. La
Primogenitura elevó a un nivel ético comportamientos naturales, y convirtió el
principio de la Selección en un hecho Moral.
En la especie humana el mejor no nace, se elige. Dependiendo de la voluntad
del Padre semejante proyecto permite a la Familia Patriarcal superar ese ciclo
natural de escasez y de abundancia impuesto por las luchas internas y los
imprevistos, y ayuda a Seleccionar el mejor de cada grupo como Dios y la
Naturaleza habían enseñado. ¿Se han imaginado alguna vez a una Madre
seleccionando entre sus crías el mejor dotado, el más apto, el mejor
condimentado para dedicarlo a Dios en Sacrificio?
El Cristianismo es la abolición de cualquier jerarquía, es el instinto
colectivo contra la selección, y lo que quiere, precisamente, es lograr que
nadie sea "sacrificado".
Si Primogenitura, Excedente y Sacrificio nacieron tan íntimamente ligados
como pensamos, entonces el proceso de acumulación o de perdida está gobernado
por leyes naturales; siendo así, tiene que poder expresarse de manera muy
sencilla: en cualquier grupo de familia en el cual no se respete el Pacto de la
Primogenitura, se tiende a la desintegración y el excedente tiende a
cero.