Donatien Alphonse François, conocido como el Marqués de Sade,
ya que firmó con ese nombre la mayor parte de sus obras, nació en París en 1740.
Pertenecía a una familia de la nobleza de Aviñón, y por ello pudo ingresar en el
colegio de Luis El Grande, y formar parte de la caballería ligera, en la que
consiguió el grado de capitán. Su vida y sus obras, consideradas escandalosas y
repulsivas, le condujeron varias veces a la cárcel, la primera de ellas por la
acusación de una mendiga, de haber sido forzada por el marqués a realizar
prácticas innobles. En 1777 fue su propio suegro quien le hizo detener en París.
Fue juzgado en Aix y recluido en Vincennes antes de ser trasladado a La
Bastilla. Se cree que es allí donde comenzó a escribir Los ciento veinte días
de Sodoma, sin lugar a dudas la más audaz, osada y libertina de sus obras.
La segunda es, a nuestro juicio, Juliette o las prosperidades del vicio,
que fue publicada por primera vez en 1795. Pese a la crudeza, fue encarcelado
por ser el autor de la "infame novela Justine...", esta vez en 1801 ya
bajo el régimen de Napoleón, y dos años más tarde será recluido en el
manicomio-prisión de Charenton, donde vivió hasta su muerte, acaecida en
1814.
El relato de esta obra -quizás modificada por el propio marqués
después de su primera edición-, resulta extremadamente subido de tono, aunque no
podemos asegurar que cause excitación o rechazo ante tanto desequilibrio. Cuando
al acto sexual concierne, el sadismo ha de considerarse unido a su opuesto, el
masoquismo, en un todo: sadomasoquismo.
Pero dejamos que el lector saque sus propias conclusiones respecto de la
obra, que relata la mismísima Juliette, a partir del momento que ingresa en el
convento de Panthemont, calificado por ella misma como una célebre abadía de la
que "hace muchos años, salen de ella las mujeres más bonitas y libertinas de
París".
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