Nacida a fines del siglo pasado y estrechamente ligada a los modos de funcionamiento de la prensa "sensacionalista" norteamericana, la historieta fue ganando espacio en los medios de comunicación masiva del mundo entero. Viruta y Chicharrón, de 1912, es la más antigua historieta argentina y, aunque evidencie la influencia de las "tiras" importadas, poco a poco se va afirmando una producción local sostenida por dibujantes y guionistas de primera línea. Del mismo modo se perfila gradualmente una línea nacional, criollista, que parte de la recuperación de episodios del pasado, de ambientes y lenguaje locales, en la que logran especial popularidad las "tiras" de tema y personajes gauchescos. Fabian Leyes, de Rapela, o Lindor Covas, de Ciocca, son ejemplos suficientemente elocuentes de calidad y popularidad. Dentro de esta línea de la historieta argentina la Biblioteca argentina fundamental ha seleccionado Fuerte Argentino, de Walter Ciocca y "Julio Almada" (Julio A. Portas), popular historietista de década del cincuenta.
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