Observando a nuestras mascotas tal vez pensemos, como la autora, que los
animales entienden mucho más de lo que aparentan. Y eso, quizás desde el
principio de la vida en el planeta.
"Los descontentos" narra lo que hicieron para cambiar su cuerpo, que no los
conformaba.
Mucho tiempo después, en una estancia argentina, donde no se elimina ni
maltrata a ningún animal, viven igualmente situaciones problemáticas. En "El
camalote" mejoran el medio ambiente, porque los humanos lo han deteriorado tanto
que todos pueden morir.
"El cerdo y las margaritas" aborda, sutilmente, el tema de la recuperación de
una adicción.
El valor del amor y el agradecimiento aparecen en "El caballo Tulio y el
regalo"; el ansia de conocer el mundo y la travesura, en "El viaje".
"Pedir semáforo al intendente" muestra la necesidad de participar, para
solucionar los problemas que afectan a la comunidad.
Quizás, al
terminar de leer estos cuentos, concordemos con el dueño de la estancia, en que
se puede querer a cualquier animal que exista, como si fuera nuestra
mascota.