Todo comenzó mucho antes de conocernos, porque desde que tengo
uso de razón me han interesado estos temas y me apremiaban los deseos por
saber.
Si la curiosidad fue generadora lo lúdico hizo el resto; jugar
es un verbo que me encanta conjugar, el juego lleva a la risa, al bienestar, al
compartir.
Así nos conocimos Vicente y yo a pesar de vivir océano de por
medio y de nunca haber tenido la oportunidad de sentarnos a conversar
personalmente.
Una cosa lleva a la otra, eso cualquiera lo sabe, así fue como
la curiosidad y las ganas de compartir un juego han sido lo que nos llevó a
escribir este libro.
Comenzamos con un pequeño cuento, quizá ocho o diez páginas, y
fuimos ampliando para abarcar aquello que nos interesaba encarar; lo fuimos
investigando, analizando y depurando, hasta que un día dijimos ya está,
terminemos aquí mismo.
Que por mí hubiera seguido con nuestra enciclopedia, como nos
gustaba llamar al cuento.
Hurgando en internet encontré casi jugando datos para el
cuento, cosas tan maravillosas e interesantes que no quise que quedaran de nuevo
abandonadas al azar en unos de los tantísimos lugares en donde duermen, quise
compartirlas con más personas porque son cosas que dan asombro y alegría, como
la vida misma, si sabemos mirar bien.
Hemos entretejido la fantasía con la física para poder llegar
al origen mismo de la vida, para ello nos ayudó Don Berto, quien de esto sabe
muchísimo, y que accedió a llevarnos en su súper poderosa máquina de última
generación a través del tiempo y la distancia, llegando al Big Bang original y
pasando más allá todavía, para hilvanar posibilidades de otras dimensiones y
mundos paralelos.
Hemos recorrido a grandes saltos la historia de nuestro planeta
y de la humanidad como para empezar a aclarar creencias difusas; ahora sabemos
cómo apareció la vida en la Tierra , por qué es tan importante la fotosíntesis,
cuándo el hombre tomó conciencia de sí mismo, cómo se diferenció su cerebro en
dos hemisferios y por qué apareció la "palabra".
¿Quién no querría saber todo esto?
Nos hemos metido incluso con la filosofía y la matemáticas
porque todo, absolutamente todo está tan intrincado que hasta a veces es difícil
separar alguna de las partes de la vida. Por ejemplo, yo descubrí y me maravillé
con FI, el número de oro, no tenía ni idea que la naturaleza lo usaba
constantemente en el trazado de la vida.
También me asombró la necesidad de búsqueda del ser humano,
desde tiempos inmemoriales hemos estado revisando debajo de cada piedra del
camino para encontrar una explicación a esto, que es la vida; por eso me resultó
gratificante recuperar algunas piezas preciosas de enseñanza espiritual, no como
una respuesta en sí -que generalmente se olvida en pocas horas- sino como motor
de búsqueda propia, interna, determinante.
Que es lo que realmente vale.
Hemos disfrutado de un grandioso Viaje a la Vida, grandioso por
lo que encontramos en el camino, grandioso por lo que significó para nosotros
afianzar la amistad a través del juego, grandioso en el sentido de asombroso,
fantástico y simple a la vez, y para todo esto sólo necesitamos prestar
atención.
Sé que si comenzáramos otro viaje similar descubriríamos muchos
otros maravillosos y poco conocidos de sus aspectos, seguramente en algún
momento nos lo plantearemos.
Porque la vida es una pregunta fenomenal, eterna, sin
respuesta.
Sin embargo la necesidad de conocimiento es inherente al ser
humano, buscar es nuestro sino, aunque la razón nos explique una y mil veces que
no hay respuestas...
Corina Demaría
Por el simple hecho de habernos conocido a través de Internet,
ya ha merecido la pena escribir este librito. Hubiera sido muy difícil, si no
imposible, haberlo hecho sin ordenadores, sin módems, sin buscadores, sin
programas de conversación a través de la red.
La nueva era, es la de la comunicación. Y nosotros lo hemos
disfrutado a fondo, nos hemos conocido y hemos dialogado a enorme distancia.
Hemos hablado de todo, de nuestras inquietudes personales, de nuestras dudas, de
nuestros miedos, cada uno en la intimidad de su cuarto de estar, en su lugar de
trabajo, y sin embargo en la compañía mental del otro.
Viajar es conocer, es enfrentarse a lo nuevo, a lo desconocido.
De ahí que el librito sea un viaje. Y que los personajes sean seres inquietos y
aventureros de mente abierta. Fito es un niño curioso e inquieto, que acompaña a
su abuelo en sus largos paseos, porque ve en él la forma de aprender, el guía
que le descubre el funcionamiento de la vida, la ayuda a las dudas que su mente
le va planteando.
Y qué decir de Berto, que es nada menos que una especie de
Einstein fantástico y redivivo. Un héroe del pensamiento que dispone de todos
los artilugios necesarios para ir descubriendo los lugares y los fenómenos más
dispares. Además es un amigo simpático y dispuesto a todo, que pone sus máquinas
y su tiempo a disposición de la curiosidad de nuestros amigos.
El Big Bang es la gran respuesta que da la ciencia actual al
origen de lo que existe, de todo lo que percibimos y de lo que suponemos su
existencia sin llegar a percibirlo aún.
Llevados marcha atrás por la poderosa nave de Berto, vamos
atravesando las regiones del espacio y el tiempo perdidas en la noche del
pasado. Y cuando al fin atravesamos el punto cero, otro Universo fantástico
surge ante nuestros asombrados ojos.
Porque no es posible viajar a esos lugares físicamente, ya lo
sabemos, pero nada ni nadie le puede poner obstáculos a la fantasía y a la
capacidad humana de imaginar y soñar. Y ¿porqué no?, nuestros sueños a veces
pueden aproximarse a lo que una ve sucedió en la realidad pasada.
Otros objetos mágicos de la ciencia moderna son los agujeros
negros. Lugares deducidos primero y verificados después. Fascinantes por la
misma razón del Big Bang, prácticamente imposibles de visitar, de percibir con
los recursos habituales de nuestro conocimiento, los sentidos corporales. Cuando
la mente se pone a pensar en la realidad de uno de tales monstruos, todo se nos
escapa, se hace tarea imposible para el cerebro tratar de recrear mentalmente
aquello que no ha visitado, que no ha sido palpado y saboreado por los
sentidos.
Otro lugar visitado es nada menos que el planeta de los
sentimientos. No existe tal lugar fuera de nuestros cerebros, pero ¿quién puede
decir que no pudo haber existido? y de hecho, de alguna manera metafórica
existe, puesto que la Tierra es un planeta poblado por sentimientos ,
empaquetados dentro de nuestros cuerpos y de todos los seres vivos, al igual que
los genes viajan empaquetados dentro del núcleo de las células.
Los sentimientos se personifican y se ordenan en tribus y
razas, de forma que adquieren autonomía fuera de nuestros cuerpos. Planeta
extraño y caótico, como caóticos son nuestros sentimientos reales, por mucho
orden que intentemos poner en ellos.
Siguen paseando por la evolución de la vida, de los seres
humanos, de las diversas sociedades y mitos que han poblado nuestro ínfimo
planeta, comparado con la inmensa maravilla del Universo. Y sin embargo nada
menos simple y sorprendente. Así han ido desarrollándose ideas, creencias,
descubrimientos. Así se ha ordenado el cerebro humano y por tanto todos los
mecanismos sociales nacidos de los individuos al agruparse, ordenándose a su vez
en estructura sociales que los integran y los condicionan.
Fi descubre el origen y razón de su propio nombre. Es la
denominación de uno de los números mágicos, de uno de esos entes matemáticos con
vida propia. La matemática vive dentro y fuera de nuestras mentes.
Como dice Corina, bien pudiéramos haber seguido escribiendo,
navegando por infinitos derroteros, husmeando en la jungla interminable de las
ideas, de la red, del conocimiento. Y claro que lo seguiremos haciendo, porque
la mente humana es insaciable, y tiene un buen objeto a representar, a conocer y
descubrir.llamémosle Multiuniverso, porque el Universo donde al parecer vivimos,
ya se nos quedó pequeño.y eso que apenas empezamos a intuirle en su
conjunto.
Vicente Cervantes Almendro