Nació el 15 de agosto de 1771 en Edimburgo, murió el 21 de septiembre de
1832.
Novelista, poeta, historiador, biógrafo y crítico, estableció los cánones de
la novela histórica e hizo un importante aporte a la narrativa corta.
Trabajó como abogado, más adelante como secretario judicial y luego se dedicó
a las traducciones, que le dieron una cierta reputación en el ambiente
literario. El canto del último juglar fue su primer poema largo, y un
éxito, después de él escribió una serie de poemas narrativos románticos. A pesar
de recibir la propuesta de ser poeta laureado de Inglaterra, nunca lo fue, ya
que la rechazó. Más tarde sería nombrado barón.
Este prolífico narrador, cuyas obras conjugaban vitalidad, claridad y
estética, obtuvo muchas ganancias por la venta de las mismas. Con esto se asoció
a una firma impresora y una editorial, que ante la crisis económica del momento,
quebraron, lo que llevó a Scott a morir saldando deudas.
Donizzetti y Schubert, entre otros, se basaron en sus trabajos para componer
obras musicales.
Scott fue el primer autor de lengua inglesa en tener una verdadera carrera
internacional en vida, con muchos lectores contemporáneos en Europa,
Australia y América del Norte. Sus novelas históricas y poesía, en menor medida,
aún se leen, y muchas de sus obras aún son clásicos de la literatura tanto en
idioma inglés como de la literatura escocesa.
Bibliografía: Juglaría de la frontera escocesa, entre (1802 y 1803),
El canto del último juglar (1805), Marmion (1808), La dama del
lago (1810), Rokeby (1813), Waverley (1814), El señor de
las islas (1815), Guy Mannering (1815), El viejo Mortalidad
(1816), El corazón de Midlothian (1818), Rob Roy (1818), La
novia de Lamermoor (1819), Ivanhoe (1820), Kenilworth (1821),
Quentin Durward (1823), Vida de Napoleón Bonaparte (1827), La
muchacha de Perth (1828).