|
|
Reseña del libro
Datos del autor
|
|
Haga click sobre el ícono correspondiente para iniciar el proceso de
adquisición del libro.
|
|

Formato PDF con DRM
(Estamos migrando este ebook a un nuevo servidor.
Estará en línea en los próximos días.)
208 Pág.
U$S 0.00
|
|
|
* Los importes están expresados en dólares estadounidenses. Política de Devoluciones.
|
Cómo leer los libros (lea las instrucciones y comience a disfrutar de la lectura)
|
Opinión de nuestros usuarios
|
 |
"Mi opinión acerca de esta obra es que puede ser interesante, sobre todo a aquellos a los que os intriguen las novelas de tipo psicológico. Además tiene un aspecto muy positivo, y es el giro constante que da la historia, ocurriendo lo que menos uno pueda esperar. Por otro lado, es una obra que requiere una gran atención, porque resulta ser algo compleja su lectura, debido a una estrategia bastante original utilizada por el autor consistente en ir pasando de unos a otros puntos de vista sin previo aviso.
La novela te sitúa en una intriga que hace que quieras saber constantemente lo que va a pasar después. No podría catalogarse de novela comercial, por sus características, lo cual hace que en su lectura nos sumerjamos en una novela al estilo clásico, cosa que bastante difícil es encontrar en la actualidad, donde todo lo que se encuentra en el mercado busca llegar a la máxima audiencia posible, pese a tener que reducir su calidad.
Por último he de decir que no me parece conveniente lo escrito atrás del libro, puesto que se habla excesivamente del autor, y yo hubiese hecho un resumen algo más largo y hubiese acortado la vida del autor, que es contada de forma excesivamente personal y no desde un punto de vista más desde su carrera como escritor, aunque se podría justificar esto puesto que Pablo David Gorosito resulta ser un novel en la narrativa. Considerando sus notorias capacidades para la escritura no sería raro que en poco tiempo nos dotara de nuevas obras.
Un saludo. " Paloma Gimeno Ruiz 
| | |
|
|
Otros libros en la misma sección
|
 |
|
Descripción del libro "La revolución de los locos"
|
 |
Una gran
ciudad puede ocultar casi todas sus peores pesadillas detrás del anonimato. La
gran señora, posiblemente, lleve escondida una prostituta. El último empleado
atesora vestigios del genio reprimido. La mano dormida que meció la cuna mató
los sueños que nunca volveré a recordar. Quiénes somos y quiénes fuimos, no
tiene una relación directa más que nuestro empeño por permanecer rodeados de
recuerdos horribles. Y quizás, de un sólo manotazo, podríamos borrar todo
nuestro presente y comenzar a construir nuestro futuro... de una vez por todas.
Pero hoy no es mi día, tirada en una sucia estación de
tren. Una mujer elegante me regala una sonrisa, un estudiante cree poder
entenderme desde su altivez. Un hombre poderoso reniega de mi condición, pero no
sabe que ésta no es la mía. ¿Cómo poder soportar ese abanico de grandes
maravillas que se abrió delante de mí? ¿Cómo poder comprender que todos esos
hechos no estaban dirigidos por una mano siniestra? ¿Volver a creer?
¿Poder confiar una vez más en ese Dios que todos enarbolan? Mis penas son
prácticamente imposibles de quitar..., porque no son mías. Llevar esta carga de
otros, sabiendo que nadie podrá reconocerla como tal. Las arrastro, como si
fuesen la mochila más pesada del universo, quizás lo elegí así, o quizás no tuve
fuerzas para negarme.
Desde pequeña me enseñaron que alguien debía cargar
con las penas. "Todos tenemos nuestra cruz", decía mi mamá como una ley
imposible de revocar. Ella era muy creyente, yo también me crié de esa manera.
¿Cómo poder evitar este descorazonamiento terrible? ¿Cómo hacer para entender
que ese Dios que tantas cosas construye no haya sido el único culpable de la
destrucción? Si antes creía plenamente sin pedir razones, ahora debía hacerlo de
la misma manera. Sin rencor, solamente sabiendo que alguien debía soportar las
penurias. Me tocaba a mí, porque yo era la única persona enteramente consciente
de que todo lo ocurrido no podía ser entendido con
facilidad.
Unos miserables mendrugos; apenas me faltan centavos
para completar el pasaje, una vez más, vagando de estación en estación. Mirando
a las personas, intentando encontrar mi salvación. La culpa que es mía sin ser
algo que yo hice, puede más que todos los tormentos de mi imaginación. Ni
siquiera el tren veloz consigue dejarlas atrás, mientras más lejos, más me
acompañan. Como si un peso mayor se agregara en cada parada, como si una nueva
carga me estuviese esperando en cada estación. Una más, y así continuando hasta
el infinito.
Aquella buena mujer, que me mira desde lejos será mi
momentánea salvadora. La quietud me aploma, me hace sentir que ya nada se puede
hacer. Me hace jugar con la muerte, desear de una vez por todas, gritar a los
cuatro vientos esta historia que llevo tan dentro que me explota. Pero no podré,
tuve muchísimas oportunidades y las dejé pasar. Una nueva solamente podría
aumentar mi calvario, y con la frente gacha seré puro silencio en la noche
estrellada.
-Se le agradece amable señora. Alguien
sabrá recompensarla. -Sabía que, cuando
alguien me miraba desde lejos de manera compasiva, no tardaba mucho tiempo en
acercarse e intentar lavar sus culpas con una simple
contribución.
-¿Hacia dónde va? - me pregunta ella como si fuera
importante mi destino.
-Hacia la próxima estación..., o quizás una más.
Todo depende del dinero que consiga, una más una menos, mi vida seguirá siendo
la misma - ¿De qué me vale explicarle todas las cosas que llevo dentro? Ella se
irá, otra cara más que sólo suspira en mi presencia, un recuerdo que pronto se
borrará. Y a proseguir.
-Me gustaría invitarla a cenar en el salón
comedor. De alguna manera me hace acordar a mi madre muerta, y una buena compañía no
me vendría mal en esta noche cerrada -¿Una amiga? Me está pidiendo que sea su
amiga por dos estaciones, quizás tres. La mayoría de las personas buscaban
instantes que eran prácticamente imposibles de encontrar en este mundo. Una cena
caliente me vendría muy bien. Hablar de hechos que pronto se volarían, no era
para nada difícil.
-Normalmente le diría que no. Pero hay algo en
sus ojos que me hace imposible no acompañarla -Qué puedo perder en un simple
halago, decirle cosas que no son ciertas no podría modificar su vida. ¿Hacerla
sentir bien? Para nada. Es una simple señora que quiere tener a una cierva entre
sus cosas, mirarme desde lo alto, sentir que nunca quisiera llegar a mi
situación, reírse con sus amigas. ¿Por qué debería ser yo sincera? Levantándome
lentamente me veo caminando hacia un lugar del tren que me era prácticamente
desconocido. Siempre viajando en segunda clase, siempre presa del frío más
extremo, noches sin dormir temiendo que mis pobres pertenencias desapareciesen.
Gritos descorteses, miradas furtivas, risas descontroladas, olores nauseabundos.
Ni todos los viajes del mundo me ayudarían a sentirme cómoda con esas
situaciones. ¡Que espanto...!, pero era mi destino vivir todas aquellas
cosas.
La comida comenzó aburrida, como toda señora alejada
de sus afectos la charla discurre sobre su familia. Que Joaquín estudiaba en la
universidad, que Margarita estaba a punto de tener su primer bebé. Que Claudio,
ni supe quién era ese, la maravillaba cada día. Pero todo parecía girar en torno
a una confianza extraña. Ella poco a poco comenzaba a dirigir la conversación
sobre temas dolorosos. Con lágrimas en los ojos me contó que su madre había sido
presa de una extraña peste, un largo viaje casi en vano, su llegada fue tardía
para la muerte. Un extraño paréntesis en sus palabras, una simple sonrisa de
ternura, una lágrima que logró escapar a la contención. Me encontré maravillada
por aquel cambio, si bien seguía siendo una desconocida, su actitud me había
tirado todos mis prejuicios por la borda. Su mirada comprensiva; sus rasgos
amables; su acento pausado; sus ropas decentes. Era joven, pero parecía que la
vida le había machacado los años como si fuesen el doble; arrugas donde debía
haber maquillaje; canas donde debía brillar un tinte reforzado; faldas donde
debían verse rodillas. Sin saber si el instante se preparaba solo dominando las
pasiones, o si realmente mi alma se dejó llevar a una apertura nunca antes
conocida. Un simple acto, una mano que se coloca sobre su cartera, una sonrisa
despreocupada, un cierre, un minúsculo movimiento y como recordando algo extrajo
una cajita musical.
Sin saber bien que pasaría, entendí que nada bueno
podría ocurrir frente a tanta confianza. Volvió sobre su madre, la cual con todo el esfuerzo del mundo
había procurado su mejor destino. Mientras, lentamente giraba la manecilla de
tan viejo artefacto que todavía funcionaba como en sus mejores épocas. Una
vuelta, un recuerdo; otra vuelta, una lágrima; una vuelta más y la mirada
perdida en aquellos años felices. Todo pareció detenerse, me sentí incómoda, era
viajar para escapar. Y estaba prendida de una charla que sin saber por qué me
estaba movilizando sobremanera. Su otra mano, que hasta ahora descansaba
solamente funcionando como sostén del aparato, comenzó la apertura. Con un viejo sonido
crujiente esa bella tapa oscuro comenzó a moverse, dando lugar a una dulce
bailarina que poco a poco se iba reincorporando como lista para su nueva
función.
Nada más hacía falta, ese viejo sonido conocido, esa
bella figura con su tul rosa. Mi mente comenzaba a viajar a una velocidad
descomunal, sin poder detenerla, se deposita en mis años jóvenes. Allí ella
también bailaba, ella usaba una ropita parecida, ella sentía la música como su
más feliz compañía. Que dulce era aquella época, pero mientras perduraba en mi
memoria ese bello recuerdo, el baúl que los guardaba, casi inexpugnablemente,
dejó su puerta abierta. Ese otro recuerdo, aquel que no debía salir, explotó en
su salida triunfante, sin defensas, sin posibilidades de contención destrozó
aquella puerta, ya no había forma de detenerlo y ahí se mostraba cuan horrible
había sido todo siempre.
Sin fuerzas, temiendo que mi vida expirase allí, la
miré directamente a los ojos como esperando que entendiera que esta historia
necesitaba de la mayor atención. Entonces comencé a dejar salir de mi boca todo
aquello que mi corazón atesoraba forjando la cruz que todos debemos llevar. Una
a una las palabras llenas de sufrimientos se irían encadenando detrás de la
memoria, floreciendo mis recuerdos y su asombro, hasta plasmar en detalles mi
cruz. No para liberarla, no para liberarme, sólo para que otros supiesen aquello
que yo sabía.
Ir al inicio
|
Acerca de Pablo David Gorosito |
 |
Podría comenzar de adelante hacia atrás o realizar, de
igual manera, una progresión en sentido contrario. Alguien muy cuidadoso,
seguramente, encontraría aquellas pequeñas cosas que me fueron forjando en lo
que soy. Cuestión que todavía no alcanzo a debelar. No quiero parecer poético ni
mucho menos hacerme el extraño. Solamente juego con la posibilidad de realizar
una biografía.
Vivo en Olavarría, una linda ciudad, se encuentra
ubicada en el centro de la provincia; así como también tiene una población media
que, si bien no la deja ser una gran ciudad, la aleja de la denominación de
pueblo. Sus habitantes son buenos en su mayoría, aunque con el crecimiento se
empiezan a ver males que antes no ocurrían. Yo me siento cómodo, crecí entre
amigos y vecinos donde todos nos conocíamos. Aprendí a vivir en un barrio, algo
que es maravilloso porque te permite disfrutar sin temores, jugando todo el
tiempo a inventar las mil maravillas que quieras o creas oportunas a cualquier
edad. Parecía una isla de todo, pasé tantas cosas juntas en tan poco tiempo, que
muchas veces creía que había algo mal en mí. Quizás lloré por situaciones que no
debería haber sufrido, quizás en mi afán de entenderme me volví ultra sensible,
y sin saber cómo ni por qué me veía reiniciando purgatorios que fácilmente había
concluido. Definitivamente soy un hombre simple, que anda por la vida intentando
saber de qué esta hecha. Corrí detrás de tantos espejitos de colores construidos
por mi propia estupidez que me cuesta creer en la gente. Poco a poco, me
conformo con el pedazo de humanidad que me toca. Ya no tengo sueños
grandilocuentes, no vivo de ilusiones utópicas, ni sueño con mundos mejores.
Ahora solamente busco ser feliz, e intento que todos mis esfuerzos confluyan en
eso.
Fui a varias
escuelas, tuve una muy buena formación académica. La cual todavía no concluye
porque continuo mis estudios en la Facultad de Ingeniería. Pasé por casi todas
las carreras de esa casa de estudios, lo cual sería muy tedioso relatar. Nunca
me gustó demasiado la constancia, siempre fue mi peor defecto. Pero encontré
algo que me hizo cambiar, cuando más me costaba vivir, cuando peor me sentía, un
día pensé en escribir. Algo infinitamente distante para mí. Siempre fui un
asiduo lector, me encantaba pasar horas y horas leyendo alguna vieja historia
que me hiciese olvidar que estaba vivo. Así no importaban ni novias, ni amigos,
ni parciales; todo se olvidaba en esos ratos placenteros. Pero un día eso no
bastó, esa extraña idea se
encendió, y me dije: ¿Qué pasa si escribo yo? Una mañana de verano comencé y
casi nunca más pude detenerme.
Del mismo
modo que hacía todas las cosas, en un mes me había obsesionado, pasaba las
veinticuatro horas del día pensando en mi historia, algo simple, sencillo pero
que me permitía ir sacando de mi cabeza todas esas extrañas ideas que se me iban
ocurriendo. Fui descubriendo que mi vida cotidiana se hacía más tranquila, pero
también, todos los afectos que tenía hasta ese momento fluctuaron comenzando de
manera armónica hasta desaparecer. Entonces me quedé solo, tanto como se puede
estar en este mundo. Creí que el culpable de todo era mi nueva ocupación, y casi
la odie. Pero no podía evitar continuar, algo más fuerte que yo se estaba
forjando en silencio.
Por suerte
para mí encontré un grupo de personas que compartían mi afición, entonces, de a
poco iba desarrollando nuevas historias que fluían en mi cabeza. Hasta que llegó
el momento de no seguir intentando con concursos imposibles de ganar, ahora me
tocaba probar con mi propia suerte. Verme expuesto en esto que tanto que gusta,
intentar ser escritor, esforzarme por ello hasta conseguir mi objetivo. A veces
se siente tan fascinante volcarse en una página, cuando miro el trabajo
terminado, cuando entiendo que hay tanto de mí en todas esas palabras juntas. En
ese momento sé que fui partícipe de una creación, es cuando me siento totalmente
satisfecho conmigo mismo.
Por eso no
estoy seguro de que los hechos realmente vividos me hayan ayudado a ser
escritor, o si mis ganas de escapar un poco de todo fueron forjando este nuevo
ser que hoy soy. Alguien simple, intentando contar cosas sencillas, buscando la
manera más acorde de entender y ser entendido a la vez.
"Quiénes somos y quiénes fuimos, no tiene una
relación directa más que nuestro empeño por permanecer rodeados de recuerdos
horribles. Y quizás, de un sólo manotazo, podríamos borrar todo nuestro presente
y comenzar a construir nuestro futuro... de una vez por
todas".
Excéntrico aprendiz de escritor. Pasó por diversas
carreras sin dejar recuerdo de su existencia. Ingeniería, Música, Medicina,
Antropología, terminó luchando su destino en Ingeniería Industrial.
Aprendió que la vida versaba sobre extremas
sensaciones que nos dominan sin sentido. Ahí, cuando fue expulsado por casi todo
lo que conocía, comenzó con la escritura; primero como desahogo, luego intentó
una liberación, hasta entender que solamente contaba historias, y eso le
gustó.
De familia
humilde y trabajadora aprendió que aquello que no se gana con esfuerzo ni
siquiera vale la pena recordarlo. Del abismo siempre inicia sus empresas aunque todos digan que está
equivocado.
Fluctuante,
inestable, sincero, soñador, sonriente, sensible, bondadoso, caprichoso,
peligroso, ¿embaucador? Persiguiendo sueños comenzó todo, sin pedir nada a
cambio, sin deberle nada a nadie, una historia regaló.
Algo
así tan simple... podrías haber
sido vos.
Ir al inicio
|
Enlaces de interés |
 |
|
|
 |
|