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Prólogo
Son casi veintidós años de convivir con el autor, pienso que describirlo y dictaminar sobre su tercera obra, La depresión: El monólogo del diablo, me va a resultar en cierta forma complicada. A finales del año mil novecientos noventa y uno, estando en un aula universitaria, alguien tocó a mi espalda, como quien toca suavemente una puerta y me hizo una pregunta, desde ese día hasta hoy no me he separado de él. Transcurridos unos meses, una amiga me comentó: “Ese hombre debe ser difícil de sobrellevar”, para ese entonces sus palabras no hicieron mella en mí, pero por supuesto que las fijé. De cuando en cuando las recuerdo como si el tiempo no hubiese pasado. No fue sino quizás dieciocho años más tarde cuando me di cuenta que ella tenía razón. Cualquiera pensaría que se debía a su mal carácter, no, no se trata de eso, son un sinfín de características que lo hacen como es, único, inteligente, decidido, resuelto, voluble, sociable, experimentado, sarcástico, sincero, de los que no tienen pelos en la lengua, muy perspicaz, buen conversador, pero por sobre todo Ytalo Donadelli es un hombre en extremo analítico, lo que para mi, lo ha llevado a pensar de la humanidad como piensa, planteamiento que podrán descubrir en el desarrollo de la obra y probablemente muchos de ustedes estarán de acuerdo o no con él en su punto de vista. Todos sabemos algo de la complejidad del ser humano, aunque creo que pocos nos hemos dedicado a analizar pormenorizadamente al hombre como lo ha hecho el autor; él se percata de una minúscula mirada hasta una gran reacción sin perder detalle, dándole tal característica el poder definir a una persona y emitir un juicio que por lo general es acertado. A veces hasta miedo provoca cuando expresa su criterio sobre alguien o algo y caso de haber estado supuestamente seguro de nuestro propio criterio, sus basamentos lo hacen quebrantar y como dije antes generalmente el tiene la razón.
Son años los que lleva la ciencia tratando de develar el misterio de los problemas mentales y hasta la fecha es muy poco lo que se sabe de ellos aunque constantemente hacen alarde de sus logros. Si sus avances no pasan de recetar pastillas para mantener a los enfermos como muñecos todo el día y en el peor de los casos, durmiendo, ¿acaso se le puede llamar a esto buena de calidad de vida? Medicamentos van y vienen pero una salida definitiva no se ha podido encontrar, es por lo que el libro La Depresión: El Monologo del Diablo, a mi entender podría servir de ayuda a muchos investigadores que de buena fe tratan de encontrar una mejor manera de enfrentar este tipo de enfermedades. Es un libro en que el autor narra en forma minuciosa, puntual y consciente de cada palabra lo que realmente siente y padece en los episodios de depresión que le han sobrevenido; por ser de carácter analítico se ha dado a la tarea de buscar la mejor definición a cada uno de los sentimientos que le embargan cada vez que las ráfagas de la penumbrosa enfermedad le atacan como saetas. Son muchos los depresivos que han pasado o están en este mundo, pero estoy segura que muy pocos son los que se han dedicado durante tantos años a escribir lo que esta dolencia implica.
Al principio me decía: “¿A qué se debe que éste hombre es tan negativo, nada le alienta? Lo que al común de la gente le causa dicha, como son los hijos, títulos obtenidos, logros en el trabajo, bienes materiales, la familia extendida, los amigos, para mi amado deprimido esto no vale nada, todo significa un problema”. Razonablemente ustedes dirán que es lo que todo el mundo quisiera poseer, pero él piensa que los hijos sólo traen mortificaciones, angustias y mucho sufrimiento; los títulos, puede que sirvan para algo; los logros en el trabajo sólo traen envidia y descontento por parte de los compañeros quienes nunca estarán jubilosos de corazón por tus éxitos; los bienes materiales no les llenan; ¿y la familia? He aquí un verdadero problema y cuando se logran reunir por cualquier motivo la cuestión es peor porque lo ve como un nido de chismes, mentiras, secretos, inconformidades, enfermedades, todo un enredo por lo que a su parecer es mejor estar bien lejos de ella. Con el tiempo llegas a entender tan radical posición y la respetas, aunque tengamos un criterio totalmente opuesto.
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