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Introducción


La ciencia nos ha impactado con conceptos nuevos, muchas veces deslumbrantes: genes, epigenética, plasticidad neuronal, supercuerdas, branas, multiversos.
Tratemos de entender un poco de qué se trata. Si bien hay muchos libros de divulgación que hablan al respecto, estos suelen descuidar las motivaciones que han llevado a desarrollar dichos conceptos.
Empecemos por las supercuerdas. Se trata de una idea puramente teórica, de carácter matemático. Los divulgadores científicos han tenido muchas dificultades para presentar estas cuerdas a un público culto, que exige saber qué resultados han obtenido las investigaciones científicas que contribuyen a sostener con el pago de sus impuestos. Porque, si bien los avances tecnológicos que aprovechamos diariamente son aplicaciones de conocimientos científicos, no queda claro que baste que algo sea de interés para un grupo de investigadores, para que tenga alguna posibilidad de ser aplicado tecnológicamente en un futuro más o menos cercano. Y si bien en épocas de abundancia los científicos reciben grandes presupuestos, aun cuando no se sepa en qué los utilizan, la nuestra es una época que exige resultados, tanto en al ámbito estatal como en el privado. Y para evaluar esos posibles resultados, la gente común exige un acercamiento al conocimiento científico. Y si no hay resultados prácticos, la ciencia debe ofrecer al menos productos suficientemente atractivos como para justificar su presupuesto.
La teoría de supercuerdas presenta el atractivo de ofrecerse como una teoría que pretende explicar todas las cosas. Y sin embargo, es solamente una teoría acerca de las partes más pequeñas en las que todas las cosas pueden dividirse. Si bien también trata acerca de las fuerzas que hacen que esas partes diminutas se junten, o se separen, no queda claro que eso sea suficiente para que todas las cosas sean comprendidas. Además, es una teoría que carece de respaldo experimental, y que no parece poder tenerlo ni siquiera en un futuro muy lejano. El motivo es simple: para romper una masa de materia en sus componentes, hay que usar fuerzas cada vez mayores. Y para generar las fuerzas que se requerirían para romper las partículas más pequeñas hasta ahora conocidas, hasta llegar a estas supercuerdas que supuestamente las componen, haría falta una cantidad tan grande de energía que no hay medios conocidos para obtenerla. Eso lleva a muchos a preguntarse para qué queremos una teoría que no puede ser comprobada. La respuesta es: porque es la única teoría que explica todas las partículas y todas las fuerzas de la naturaleza que conocemos, incluyendo la fuerza de gravedad. Y la fuerza de gravedad es la única que no ha podido hasta ahora incluirse dentro de una teoría unificada de las partículas y de las fuerzas.
Uno podría preguntarse: ¿qué es esto de una teoría unificada? Para contestar a esta pregunta, debemos remontarnos hasta el siglo XIX. Hacia 1850 se conocía la existencia de la fuerza de gravedad, descubierta por Newton, pero también de la fuerza magnética y de la eléctrica. Por otra parte, se conocían las leyes del movimiento de las partículas de materia, y también las de la luz, que era considerada más bien una forma de energía, un desplazamiento ondulatorio de una sustancia desconocida. Hacía tiempo que ya nadie se preguntaba de qué estaba hecha la gravedad, y se admitía que constituía una acción a distancia entre cualquier objeto material, proporcional a la masa de los objetos involucrados e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa. Se sabía por entonces que un campo eléctrico podía generar magnetismo, y que el magnetismo podía producir energía eléctrica. Eso llevó a James Clerk Maxwell a concluir que el magnetismo y la electricidad eran dos manifestaciones de una misma fuerza. Además de elaborar una serie de ecuaciones que mostraban cómo los campos eléctrico y magnético pueden convertirse uno en otro, probó que la luz era una forma de desplazamiento ondulatorio de los campos electromagnéticos. De esta manera logró una unificación entre varios fenómenos, entre ellos la de dos fuerzas.

 
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