Este libro tiene cuentos infantiles y otros no tanto.
También tiene reflexiones para pensar y poemas, para quienes aman la literatura
en verso. Se podría decir que es una antología compuesta por algunas de las
piezas literarias que el autor escribió en los últimos años y que, como él mismo
dice, son para toda la familia.
El
autor los invita a descubrir ese sinfín de mundos interiores de quienes vuelcan
en palabras sentimientos y pensamientos y todos sus sueños, materializados en el
papel. Y si al lector le gustan las sorpresas, le sugiero leer esta primera obra
de un prometedor autor adolescente.
A
menudo las circunstancias nos cruzan en el camino de ciertas personas que llegan
para quedarse en nuestra vida, de una manera o de otra. Si creyera en la
predestinación o en el determinismo, y mi ego estuviese exacerbado,
estaría persuadido de que Pablo Schamray llegó a este mundo a tiempo para que yo
pudiera conocerlo y hacer algo por él en este momento, cuando yo he transitado
casi todo mi camino y él comienza a recorrer el suyo. Debo reconocer que esa
idea me ha seducido, al menos por un buen rato.
Lo
más asombroso es que el autor de este libro que usted, lector, tiene en las
manos, tenía trece años cuando su original llegó a mi mesa de trabajo.
¿Son muy pocos trece años? Quizás. Pero no para el arte, como se
ve.
No
sé si llegaré a verlo en el nivel de la fama, aunque admito que me gustaría,
porque creo que haber conocido a este adolescente me representó estar delante de
uno de esos seres especiales, dueños de una sensibilidad inusual y de una
percepción singular para observar la vida, y poner lo que ve en
palabras.
Y
aunque yo sólo pueda tener el privilegio de intervenir para darle forma de libro
a esta primera obra -de todas las que, vislumbro, esperan dentro de su alma, sus
tripas y su mente a que llegue el momento preciso de ser reveladas (estoy seguro
que ahí están)-, me doy por bien conforme.
Porque algo de mí queda en estas páginas, lo sé. Pero
mucho más de Pablo, queda en mi memoria y en un rinconcito muy especial de mi
corazón.
Luis Videla
- Editor