Capítulo
1
El
Diario
Una noche silenciosa y
húmeda el joven Leonardo caminaba por las afueras de la ciudad. De pronto pudo
ver lo que parecía un cuaderno. A lo lejos se podía percibir una sigilosa sombra
que consideró como si ambas cosas guardaran alguna relación. Reaccionó con un
grito, como para avisarle a aquel transeúnte de la pérdida de su libro. Pero en
realidad aquel grito no fue lo suficientemente fuerte, como para que le pudiera
escuchar.
Su curiosidad era tal, que su intención no era
más que querer quedarse con el libro. Es que aquella sombra era
indiscutiblemente reconocible. Sí, esta pertenecía a un famoso pero a su vez
tétrico individuo, a quien todos lo hacían llamar Don Juan. Este sujeto
era algo misterioso puesto que nunca antes, se le había sabido si él era un mito
o una leyenda tan real, que había logrado de alguna forma u otra cristalizarse.
A tal punto que se decía que sólo se le había
podido ver la sombra por los hombres de la ciudad. Y por otro lado, nunca las
mujeres habían podido identificar si ese personaje había sido simplemente un
sueño que habían vivido, tan real que les había causado una inexplicable
excitación. En algunos casos éstas llegaron a decir que su presencia les causó
hasta ?pérdida repentina de la memoria?. Algo así como un hechizo. Mas todas
habían llegado a la conclusión, que haber experimentado la compañía de este
misterioso ser, sólo podrían describirse como un ?éxtasis?. Otras alegaban que
tan sólo la mirada de este les había provocado tener un orgasmo. En resumen,
este era el autor de un tema del que nadie quería hablar en la ciudad. Las pocas
veces que los hombres de la localidad trataban de susurrar su nombre les era
interrumpido por un incontenible tronar de dientes mientras sus ojos se
enrojecían. Dejando patente el odio a este personaje, quien les robara el pudor
a todo un pueblo.
Ahora Leonardo, en medio de esta noche tan
húmeda, había encontrado el diario de este peculiar individuo, aunque algo
dañado por el sereno. Entonces esto se habría convertido en la única forma de
develar la verdadera identidad de ese misterioso ser. Por otro lado, de
aprovechar su contenido, y de alguna manera u otra, ponerlos en práctica, para
pasar de ser de un simple joven pueblerino a alguien
reconocido.