Este relato plantea las diferentes opciones frente al amor, priorizar el
aspecto o el alma. En varios encuentros con el enano Bob la princesa Cristela
debe realizar una opción de priorizar lo físico, el rostro frente
al alma. No todas las almas son tan puras, ni todos los rostros tan importantes.
La carga irónica de este cuento fantástico está a cargo
de el enano Bob, quien clama por su derecho a error. La parte de la moral viene
de la princesa quien llega a diferentes conclusiones partiendo de que lo
importante no es de donde uno venga sino los resultados (es decir ignorar el
alma y priorizar el rostro) para terminar concluyendo, después de una
desagradable experiencia, que el amor que entra por los ojos, por ellos se va,
en cambio el que nace del alma ahí se queda.
Otro punto de aborde que permite este cuento es la aseveración que
surge de Bob que dice que ninguna persona puede ser feliz toda la vida, sino que
la felicidad debe ser pagada con una cuota de sufrimiento y aquel que no
encuentre la felicidad en sí mismo debe buscarla a su
alrededor.