Al concluir la Segunda Guerra Mundial y conocerse la tragedia vivida por el pueblo judío a manos de la barbarie nazi, filósofos e historiadores responsabilizaron al "desborde tecnológico" por la masacre. Para algunos, su origen se hallaba en la razón, fundamento de la metafísica. El Holocausto era una consecuencia de la excesiva racionalización expresada en la Metafísica.
Este argumento lleva implícito una simplificación que tiene su punto culminante en una relativización e inclusive la negación de la Shoá, ya que basta poner en práctica la teoría de la defunción por decreto de los "grandes relatos" históricos para disminuir su trascendencia.
A partir de la máxima de Aristóteles que toda indagación parte de lo ya conocido, Freinkel invierte la ecuación y afirma que la Metafísica proviene de la técnica. Desde esta nueva perspectiva la Shoá expone toda su cruda realidad, sin ambigüedades ni falsas explicaciones. Este trabajo reconoce una amplia bibliografía que incluye a Platón, Santo Tomás, Descartes, Kant, Hegel, Nietzsche y Heidegger, así como un análisis del romanticismo alemán, adversario de la ilustración y antecedente directo del totalitarismo nacionalista.
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