Este libro sorprenderá a muchos lectores, porque reúne todos los ingredientes del género policial, de misterio, pero no es estricto sentido, una obra que, lisa y llanamente, pueda ser clasificada como tal.
Como una orquesta sinfónica, en la que cada instrumentista tiene su parte perfectamente delimitada, marcada, estudiada y ensamblada, la acción, bajo la batuta del autor, se va concertando y toma los ritmos que cada momento exige, pasando del "andante cantabile", al "allegro maestosso". Luego, entra en un "vivace" con preminencia de los metales, sin que en ningún momento la melodía resulte torturada por estridencias o disrritmias.
El Slogan de la Muerte tiene una fuerte dosis de intriga que no ceja en ningún momento y la ansiedad emergente de ello lleva al lector a "devorar" las páginas, en busca de la solución que alivie la tensión. Mientras tanto, la tenue lluvia de la sospecha cae sobre la cabeza de justos y pecadores, hasta que el autor, con prolijos toques, pone las cosas en su lugar.
Desde el punto de vista formal, la novela está armada de una manera que llamará la atención, porque la simultaneidad de los hechos se visualiza en cada página y hay otros recursos tipográficos que contribuyen a certificar -como preconiza Mc Luchan- que el medio es el mensaje.
El Slogan de la Muerte se inscribe -por méritos propios- entre las más originales obras de un género en el que la originalidad es condición indispensable. ¡Enhorabuena para los lectores!.
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