Conozco mi destino. Alguna vez se asociará a mi nombre el recuerdo de algo tremendo; el recuerdo de una crisis como no ha habido ninguna otra en la tierra, de la más honda colisión de conciencias, de una condena de todo lo que hasta ahora se había creído, postulado, santificado. No soy un hombre; soy dinamita
Ecce Homo-F. Nietzsche.
El anticristo constituye la más dura e implacable crítica jamás lanzada, no ya contra la "buena nueva" de Jesús, sino contra la manipulación que de la figura y del mensaje de éste hizo, según Nietzsche, la Iglesia cristiana y, en concreto, San Pablo.
El autor expone lo que, para él, fue la actitud vital genuina de Cristo, y desenmascara la doctrina que, históricamente, le atribuyó un estamento sacerdotal movido por el odio, el rencor y el resentimiento.
Ir al inicio
|