Lecotre si eres amigo y esclavo de las cosas de la tierra y hallas placer en tu propia esclavitud, aparte los ojos de este libro, pues nada nuevo ha de decirte de cuanto sabes y aun podría ponerte en ocasión de torpe enojo y estéril remordimiento; mas si, por merced no vives a gusto en tus prisiones y ensayaste, en horas de angustia, quebrantar sus hierros; si dejaste allí pedazos de la carne y del espíritu, y te fué otorgado pre premio el don de las lágrimas, entonces, hermano mío por tus ojos en lo que aquí se sigue, y tal vez encuentres en ello deleite y consolación.
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