En Harlem, las cosas se ponen peor cuando el verano pone fuego en las calles y casas. Y es que la gente se vuelve un poco irascible o predispuesta a comportamientos extravagantes. Por ejemplo:¿cómo explicar que un negro albino tire, en la noche, de la alarma contraincendios de una iglesia?. Él dice que quería llamar la atención para evitar que mataran a su padre -que no lo era- y le robaran un baúl donde guardaba su misteriosa fortuna. Lo cierto es que el padre no aparecía, el baúl voló, y todos lo que aspiraban meterle mano, o morían o tenían que andar chapoteando en sangre: el calor de Harlem también excita las legítimas ambiciones a la fortuna fácil.
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