Carta a mi
abuelo francés
Santa Fe, República Argentina, 1º de enero del año
2000
Abuelo:
Hoy, primer día del año 2000, te estoy escribiendo a
través de todo un siglo y más aún. No sé adónde estarás ahora. Puedes ser nada
entre la nada, puedes estar viviendo en un tiempo sin límites o puedes estar
aquí, a mi lado, dictándome esta carta que escribo para ti.
Pero antes de continuar, quiero decirte algo. En estos
meses que precedieron, pasé arduas horas traduciendo las notas que escribiste
día a día desde aquella Navidad de 1882, en que partiste de Francia, hasta tres
largos años después.
Desde el principio me sentí y me siento estrechamente
unida a vos. Traté de trascender el tiempo interpretándote con mi pobre francés;
no me importaba buscar dos, tres, varias veces la misma palabra con variantes y
en distintos diccionarios con tal de llegar a comprenderte. A veces tropezaba
con el idioma, otras, tenía dificultades con términos pasados de moda o con
borrones y letras imprecisas, porque tu grafía es hermosa pero a veces
indescifrable..