Alberdi deja entrever
esa timidez congénita que lo conduce a la soledad y no le permite hacerse su
sitio en la sociedad y en las funciones públicas. También son barreras su
actitud ante las mujeres y su morboso temor por su salud, que se percibe en sus
charlas y cartas: ?Yo ya no puedo aspirar a casarme?. ?Yo ya estoy viejo para
aspirar a que una mujer se fije en mí?. ?Estoy muy enfermo, no sé cuánto tiempo
de vida me queda?. ?Me gusta Panamá. Está sana?. Son frases que repite a sus
amigos.
?El lenguaje que utiliza Alberdi en sus diálogos se han adecuado a los
tiempos actuales, para no cansar al lector, salvo aquellos que son textuales de
documentos o fragmentos de libros.
?Contrariamente a algunas opiniones, demuestro en la novela, que fue una
existencia plena de acontecimientos de nuestra vida institucional y de
conocimientos de personas que marcaron hitos en nuestra historia. Baste decir
que nació en 1810 en su Tucumán, año glorioso de nuestra gesta de Mayo; Belgrano
lo tuvo en sus faldas y jugó con él con soldaditos; dos de sus tíos fueron
gobernadores de su provincia natal y uno fusiló al otro; el 9 de julio de 1816
lo tuvo de testigo presencial, aún niño, de la Declaración de la Independencia;
su tío Bernabé Aráoz que organizó el Congreso, fue el dueño de la mesa en que se
firmó la declaración. Mantuvo entrevistas con el general San Martín, y otras
tantas con Rosas; contó a los generales Quiroga, Alejandro Heredia y Reynafé
como benefactores. Fue recibido en audiencia por Napoleón III y el Papa Pío IX
en dos oportunidades, por las reinas de España y de Inglaterra y el presidente
de los Estados. Trató con el general Lavalle su gesta en contra de Rosas. Tuvo
resonantes polémicas con Sarmiento y Mitre. Fue el diplomático que hizo que el
reino de España reconociera la Independencia Argentina. Fue gestor de la
introducción de los ferrocarriles en la Argentina. En fin, su vida tiene mucha
tela para cortar. El aporte que hizo a las instituciones lo refleja Roca
cuando le dice al Senado: ?... después de haber dado a su país, durante
cincuenta años, la savia de su fecundo talento. Basta sólo recordar que no hay
página de nuestras instituciones que no lleve el sello de su inteligencia o
recuerde su nombre?.
?Sus libros Los Fragmentos Preliminares, Las Bases y los Estudios
Económicos, por citar algunos, han sido los instrumentos en que se ha basado
nuestra organización institucional para constituir la República. Al cúmulo de
obras literarias hay que agregar las periodísticas y epistolares.
?Bueno señor Iglesias, creo que le he aportado datos para que usted se forme
una idea de lo que es el libro.
?Le estoy muy agradecido, señor Sala, por lo que me ha aportado ?me dijo el
periodista?, y le deseo mucho éxito en la obra.
?Yo creo mi amigo, que el éxito es relativo a los fines que me he propuesto
cuando escribí esta obra. Lo importante es que me he sentido satisfecho conmigo
mismo al tratar sobre una personalidad que ha divulgado y enseñado a todas las
generaciones el concepto de los derechos individuales y el respeto a las
instituciones, con todo lo que la idea contiene, aunque en la Argentina han sido
olvidados, de alguna u otra manera, por casi todos los gobiernos, sin reconocer
que es el instrumento más adecuado para la construcción de la Nación. Los
gobernantes, antes de asumir la representación que los ciudadanos le han
conferido, deberían tener presente la conferencia que dio en la Facultad de
Derecho, ya anciano: ?La omnipotencia del estado es la negación de la libertad
individual?.
En el año próximo se cumplen doscientos años del nacimiento de Alberdi en
conjunción con los de la Patria. Vaya este libro en homenaje al bicentenario de
su natalicio.
Rodolfo Sala
Julio de 2009