Estos son los criterios básicos de historicidad que han de ser
aplicados a cada texto que nos encontremos, aunque no son los únicos, ya que,
habitualmente, se manejan otros complementarios y secundarios, pero que sólo
sirven de apoyo a alguno de los criterios aquí enumerados (ambiente palestino,
evolución, rastro arameo, etc.).
La aplicación firme de alguno de estos criterios básicos (o de
más de uno), no nos asegura al 100% la historicidad del dicho o hecho como
procedente del Jesús histórico, pero sí nos aportan muchas garantías de que así
fuese.