https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Dios desaparece" de Jorge Solari | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Jueves 02 de mayo de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas (1)  2  3  4  5  6 
 

Así están las cosas

¡Se va a dar vuelta! ¡Se va a dar vuelta! ¡Se va a dar vuelta para mirarme! No. El tipo dobla en la esquina y desaparece.

Desaparece.

Qué desilusión.

La culpa es mía. No tendría que estar en cuatro patas suplicando por una mirada. Si está claro que el tipo ya tiene su vida armada, sin motivo siquiera para preguntarse si vale la pena darse vuelta. Todo por esa puta baldosa floja. No debería haber corrido desde el taxi hasta la puerta de la clínica. Me hubiese evitado este patético intento por sujetarme de los hombros, de la remera, del pantalón del hombre que justo salía del caserón pegado a la clínica. El tipo terminó de cerrar la puerta sin inmutarse. Como si yo, en cuatro patas, fuera un perro o una iguana.

El hombre puso el llavero en el bolsillo del pantalón y se fue caminando, bolso al hombro y pelo mojado, hacia la esquina. ¿Qué hombre no reaccionaría frente a un manotazo a sus pantalones? ¿Será que este tipo es uno de esos de patillas largas tan obsesionado con haber encontrado a la mujer, que no ve, no siente, no vive? ¿O soy yo que no lo atraigo? ¿Tendrá una novia histérica que lo vuelve loco? ¿O soy yo que no lo atraigo? ¡Cómo no me voy a quedar de rodillas!

Pero el tipo dobló en la esquina y desapareció.

¡Qué ganas de ser distinta! Y no ésta que sigue en cuatro patas, furiosa y transpirada. Mejor me levanto, toco el timbre de la clínica y dejo que mi vida continúe.

***

Somos dos las que esperamos. La recepcionista no tiene nada mejor que hacer que observarnos. Sé lo que piensa; para ella somos dos minitas sin nada en la cabeza y con una cuatro por cuatro estacionada en la puerta. Conmigo se equivoca. La otra chica que espera está cruzada de piernas y mira concentrada su agenda haciendo anotaciones aquí y allá. Las dos tenemos una camisa blanca y el pelo rubio hasta los hombros. Pero ella es mucho más flaca, se le nota incluso sentada.

 
Páginas (1)  2  3  4  5  6 
 
 
Consiga Dios desaparece de Jorge Solari en esta página.

 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Dios desaparece de Jorge Solari   Dios desaparece
de Jorge Solari

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com