A Monseñor Tannegui, Regnault des
Bois-Clairs
Caballero, secretario de los Reales Consejos y gran preboste de
Borgoña y Bresse
Señor:
Cumplo ahora la última voluntad
de un muerto que vos obligasteis en su vida con un señalado desprendimiento.
Como era conocido por una infinidad de gente de espíritu por el fuego potente
que ardía en el suyo, fue absolutamente imposible el que muchas gentes ignorasen
la desgracia que una peligrosa herida, seguida de fiebre violenta, le produjo
algunos meses antes de su muerte.