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Barceló, Ruggierito y el populismo oligarquico de Norberto Folino
ediciones
De la Flor
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Edición:
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1983
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ISBN:
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9505155018
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Medidas:
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15,5 x 22,5 cm
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Estado:
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Muy Bueno
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Género:
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Historia - General
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Peso:
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230 gramos
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Reseña del libro
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Formato libro impreso
U$S 40.06
Libro agotado. Lamentablemente, vendimos el único ejemplar disponible.
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* Los importes están expresados en dólares estadounidenses. Política de Devoluciones.
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Descripción del libro usado "Barceló, Ruggierito y el populismo oligarquico"
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Se escriben libros sobre Florencia o Atenas. Estas ciudades han formado tantos espíritus europeos que forzosamente tiene que tener un sentido. Conservan elementos para enterneces o exaltar. Calman hambre del alma cuyo alimento es el recuerdo. Pero ¿cómo enternecerse con una ciudad donde nada solicita al espíritu, donde la fealdad misma es anónima, donde el pasado está reducido a nada? ¿Por qué apegarse a lo que no tiene nada que ofrecer? El vacío, el tedio, un cielo indiferente. ¿cuáles son las seducciones de estos lugares? La soledad, sin duda y quizá la criatura. Para cierta raza de hombres, la criatura, allí donde es bella, es una amarga patria.
Albert Camus.
Introducción:
Nos introduciremos en las vidas de Alberto Barceló y Juan Ruggiero porque creemos que estos personajes dan una buena pintura de los años dramáticos de nuestra historia que se mentan como la década infame. Este lapso no fue una suma de características similares en todo el país; por el contrario, la minoría gobernante se distinguió, según los lugares y situaciones, por los distintos métodos de dominio utilizados. Barceló y Ruggiero son los arquetipos del paternalismo conservador de la provincia de Buenos Aires, y en especial, de la ciudad de Avellaneda, donde ambos nacieron y reinaron. Este paternalismo conservador merece el nombre de populismo oligárquico. Fue la política del favor personal, del regalo cuando no de la dádiva, de lo que se concede no como un derecho, sino como gracia de un poderoso que cobra el favor con la retribución electoral y la adhesión moral. Pero el populismo oligárquico no termina en esta visión epidérmica. Supone también cierta exaltación de las masas, no como favor activo, sino como objeto que recibe la buena predisposición de las clases dirigentes. Aquello del Cid: "Dios, qué buen vassallo,-si oviesse buen señore!"...
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