PROLOGO D E FLAVIO JOSEFO
A LOS SIETE
LIBROS DE LAS GUERRAS DE LOS JUDÍOS
Porque la guerra que los romanos hicieron con los judíos es la
mayor de cuantas muestra edad y nuestros tiempos vieron, y mayor que cuantas
hemos jamás oído de ciudades contra ciudades y de gentes contra gentes, hay
algunos que la escriben, no por haberse en ella hallado, recogiendo y juntando
cosas vanas e indecentes a las orejas de los que las oyen, a manera de oradores:
y los que en ella se hallaron, cuentan cosas falsas, o por ser muy adictos a los
romanos, o por aborrecer en gran manera a los judíos, atribuyéndoles a las veces
en sus escritos vituperio, y otras loándolos y levantándolos; pero no se halla m
ellos jamás la verdad que la historia requiere; por tanto, yo, Josefo, hijo de
Matatías, hebreo, de linaje sacerdote de Jerusalén, pues al principio peleé con
los romanos, y después, siendo a ello por necesidad forzado, -me hallé en todo
cuanto pasó, he determinado ahora de hacer saber en lengua griega a todos
cuantos reconocen el imperio romano, lo mismo que antes había escrito a los
bárbaros en lengua de mi patria: Porque cuando, como dije, se movió esta
gravísima guerra, estaba con guerras civiles y domésticas muy revuelta la
república romana.
Los judíos, esforzados en la edad, pero faltos de juicio,
viendo que florecían, no menos en riquezas que en fuerzas grandes, supiéronse
servir tan mal ¿el tiempo, que se levantaron con esperanza de poseer el Oriente,
no menos que los romanos con miedo de perderlo, en gran manera se amedrentaron.
Pensaron los judíos que se habían de rebelar con ellos contra los romanos todos
los demás que de la otra parte del Eufrates estaban. Molestaban a los romanos
los galos que les son vecinos: no reposaban los germanos: estaba el universo
lleno de discordias después JA imperio de Nerón; había muchos que con la ocasión
de los tiempos y revueltas tan grandes, pretendían alzarse con el imperio; y los
ejércitos todos, por tener esperanza de mayor ganancia, deseaban revolverlo
todo.