Uno no nace padre, se va haciendo.Pero ¡atención!: el papel de padres no es de los que se aprenden en soledad. Los maestros esperan a la vuelta de la esquina. Ya antes del "feliz acontecimiento" la trampa está colocada: de la abuela al siquiatra, pasando por los medios de comunicación, los colegas de la oficina y el inevitable especialista, cada uno da su consejo, su receta infalible, rechazando las ideas recibidas o propugnando el retorno a lo tradicional.¡Qué cacofonía!.
Cuando aparece el bebé todo se complica.¿Hay que ser autoritario o permisivo?¿Sacrificarse por los niños o vivir la propia vida?¿Empollar a los pichones o arrojarlos fuera del nido?. Ahogados en un diluvio de informaciones contradictorias los padres no saben qué hacer, sintiéndose culpables de antemano por no ser lo que se espera de ellos. Descubren con sorpresa e inquietud que criar a los adorables hijitos es algo que los puede volver locos.
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