Hacia fines del siglo pasado, a medida que los hijos de las fortunas de la fiebre del oro fueron madurando, San Francisco cobró nueva pujanza y creciente atractivo. Para Jeremiah Thurston, dueño de las mayores minas de mercurio del valle de Napa, fue un período de febril actividad. Tras conocer en Atlanta a Camille, que luego sería su esposa, le construyó la más espléndida mansión de San Francisco.
Durante una verdadera edad de oro, la alta sociedad de California se reunió bajo sus resplandecientes arañas de cristal. Comenzó después el desasosiego de Camille, que, empujada por sueños de mayor gloria, abandonaría a su marido y a su pequeña Sabrina para buscar fortuna en Francia, mientras su esposo y su hija se contaban entre los forjadores de la historia californiana. Le tocaría a Sabrina, que heredó la belleza de la madre y la inteligencia y la energía del padre, comprender la historia de su familia, sus deseos y sus anhelos, que harían presistir las tradiciones de los Thurston a lo largo de varias generaciones.
Fue un linaje que pocos olvidarían y que marcó la vida de cuantos vivieron en aquella mansión: Jeremih, Camille, Sabrina, John, Jonathan, André, Antoine. Una estirpe que tuvo su inicio a fines de siglo y que se prolongó hasta la segunda guerra mundial... y quién sabe si hasta nuestros días. Sólo una escritora como Danielle Steel hubiera podido escribir esta inolvidable saga de tres apasionadas generaciones.
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