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Historia universal
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 Reseña del libro
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Política de Devoluciones. |
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Otros libros en la misma sección |
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Descripción del libro usado "Historia universal" |
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| Prefacio: Este libro fue proyectado en 1936, comenzado en 1954 y completado en 1962. Las notas al pie mencionan la mayoría de las obras consultadas durante el curso de la redacción, aunque no he hecho ningún esfuerzo sistemático por registrar las fuentes de ideas y de información acumuladas con anterioridad. Como consecuencia de ello, hay cierto desequilibrio en las citas, pues los pasajes del libro que se ocupan de la historia europea -es decir, la esfera de mis propios intereses profesionales- carecen casi totalmente del bagaje de la erudición. El texto mismo padece un desnivel más serio, dado que presupuse una discreta familiaridad con la historia occidental, y al referirme a nuestro propio pasado traté de subrayar los temas que habitualmente merecen poca atención, mientras que me limité a alguna referencia casual o a ninguna en absoluto cuando tocaba aspectos más familiares. Estas desventajas inhabilitan al libro para su uso como texto escolar y -así lo espero- lo orientan hacia el público adulto e históricamente culto del mundo occidental. Espero que también los herederos de otras civilizaciones hallarán estímulos en las siguientes páginas, aunque probablemente descubran pasajes de exposición innecesariamente obvia que alternan con otros lamentablemente oscuros. Las discrepancias entre el conocimiento familiar del lector y las suposiciones de un autor siempre darán lugar a ese tipo de desproporción, y un libro que se propone tratar un tema tan amplio como lo es la historia mundial provoca malentendidos sobre una base inusitadamente amplia. No obstante, sólo cuando otros toman aspectos de lo que un autor ha pensado y dicho para desarrollar, torcer o reinterpretar sus ideas, con el fin de adaptarlas a las propias predilecciones y de responder a los propios problemas, ocurre que la fría letra de una página impresa despierta a la vida; y -si tal cosa sucede con suficiente frecuencia- un solo libro, tal como éste, puede convertirse en una fuerza real dentro de la historia cultural de la humanidad. La Historia Universal ha sido concebida a modo de una silla de tres patas, pues el texto, las fotografías y los mapas y planos de Béla Petheö están destinados a apoyarse y reforzarse mutuamente. En principio, y quizá también en la práctica, un cuidadoso y atento estudio de cada uno de los tres ingredientes de la obra debería ofrecer su propia visión limitada aunque coherente de la historia de la comunidad humana, mientras que la conbinación de los tres factores debe servir para multiplicar la fuerza y enriquecer el significado de cada uno de ellos aisladamente considerado. En cierto sentido, entran en este libro todos los autores que alguna vez conocí o leí. Las personas que han tenido una relación más estrecha e íntima con las páginas siguientes incluyen a los estudiosos que colaboraron durante la redacción: Hsio Yen Shih, Albert S. Hanser, George W. Smalley y Jean A. Whitenack, con cuyo sentido editorial e infatigable dactilografiado he contraído una deuda especial. Los colegas y amigos que leyeron y criticaron todo el manuscrito o parte del mismo fueron: Robert M. Adams, Robert J. Braidwood, Michael Chermiavsky, Pinhas Delougaz, MIrcea Eliade, Louis Gottschalk, Robert M. Grant, David Grene, Stephen Hay, Marshall G. S. Hodgson, Bert F. Hoselitz, Walter Johnson, Donald Lach, Christian W. Mackauer, J. A. B. van Buitenen, Karl J. Weintraub y John A. Wilson, de la Universidad de Chicago; Edward Bastian, de la Universidad Earlham; Pratulchandra Gupta, de la Universidad de Jodavpur, Calcuta; Peter Hardy de la Universidad de Londres; Bryce Lyon, de la Universidad de California; Walter Porges, de la Universidad Pierce, California; Earl PRitchard, de la Universidad de Arizona; Arnold J. Toynbee, del Instituto Real de Asuntos Internacionales; G. E. von Grunebaum, de la Universidad de Kansas; Martin Wight, de la Universidad de Sussex, y mi padre, John T. McNeill, del Seminario Teológico de la Unión, de Nueva York. Todos ellos contribuyeron en mayor o en menor medida al perfeccionamiento de este volumen, aunque ninguno de ellos tiene la más mínima responsabilidad por los errores de información o de interpretación que quizá desfiguren sus páginas.  Ir al inicio |
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