Laura ansía el regreso de su esposo, pero recibe la triste noticia de que el barco en el que iba ha naufragado con todos sus ocupantes. A partir de ese momento tendrá que seguir su vida sin Rye, y contará con el apoyo incondicional de Dan, el mejor amigo de Rye. El la ayudará en ese duro trance, y será un buen padre para el hijo que ella está esperando. Con lo que no contaba Laura, ni ninguna otra persona, es con la aparición de su esposo después de cinco años, dispuesto a recuperar a su familia.
Laura ha tenido una segunda oportunidad con Dan, y con el hijo de su anterior matrimonio conforman una familia, hasta el día en el que reaparece Rye. Los sentimientos se agolpan para Laura, su esposo, el hombre que fue su primer amor, su amigo de la infancia, del que guarda tantos recuerdos ha regresado. El primer impacto es tremendo, lo sería para cualquiera que afrontase el regreso de un hombre al que se consideraba fallecido. La alegría de verlo de nuevo provoca sensaciones que pensó estaban ya enterradas, pero también se siente tan cercana a Dan y a la familia que han creado, que esa situación la descoloca.
Rye, vuelve a su casa dispuesto a recuperar a su esposa. El descubrimiento de su nuevo matrimonio es un mazazo. Jamás pensó encontrar algo así, y la ley ni siquiera está a su favor. Su mujer es ahora la mujer de su amigo, su hijo es hijo de su amigo, y nada es como él quisiera. El sufrimiento de estos cinco años, no será nada comparado con lo que le espera ahora.
Dan siente peligrar la vida que ha creado con Laura y su hijo. Su amor es tan grande, que sólo tener cerca a Rye supone para él un ataque a su matrimonio. No puede, ni quiere imaginar la vida sin su esposa. Su sufrimiento comienza en el mismo momento que su antiguo amigo regresa.
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