Como es propio en un terreno llano, Buenos Aires también fue planificada de acuerdo con el modelo norteamericano, Las calles de la primera fundación, rectas, sin ondulaciones, que se cortan en ángulo recto, encierran complejos habitacionales cúbicos de 130 m de lado, y la analogía con el tablero de ajedrez nos ayuda a hacernos una idea del plano de la ciudad. Pero en lugar de imaginarla ante nosotros vista por uno de sus lados, debemos pensar que la estamos viendo desde uno de sus ángulos. Esto responde también a la posición geográfica. En el vértice que apunta a nuestro pecho tendríamos el sud, en el opuesto el norte, a la derecha el este y a izquierda el oeste y el contorno de la ciudad será bastante preciso si imaginamos los vértices de la derecha e izquierda abruptamente truncados. Entonces, el lado inferior que se desvía oblicuamente hacia la derecha y arriba ilustraría al serpenteante río Matanzas o Riachuelo que separa el distrito de la provincia de Buenos Aires. Desemboca en el Río de la Plata que con su gigantesca anchura baña como el cercano océano todo el este del "tablero de ajedrez" y no resulta difícil adivinar que el recortado vértice oriental, corresponde al puerto en una extensión de cinco kilómetros. Todo el oeste del predio urbano tiene como límite la pampa. Una grandiosa carreterajardín, la avenida General Paz, determinará los límites. Particularmente en los barrios antiguos, el hecho que la mayoría de las calles corran en las dos direcciones cardinales norte-sud, esteoeste ayuda a orientarse.
Esta visión general aclara al mismo tiempo la división de la ciudad. Con razón suponemos al activo barrio antiguo al este, detrás del puerto. Al sud, hacia la desembocadura del río Matanzas, se abre el barrio industrial, y los parques y barrios residenciales promisorios como Palermo y Belgrano se desarrollan con toda naturalidad a lo largo de la costa nordoriental en tanto lo permite el terreno poco ondulado. Sólo la mitad más grande situada al oeste, cerca de la avenida General Paz, presenta poca edificación. Los bajos precios de los terrenos en esa zona permiten la construcción de villas bien aireadas, separadas de las demás casas por fragantes jardines y así tuvieron su origen los distinguidos barrios de Caballito, Flores, Floresta, Villa Santa Rita, Villa Devoto, General Urquiza, etc.
Naturalmente, así se puede vivir con comodidad. Reemplazan allí a las casas de negocios y alquiler tic cuatro, cinco y seis pisos de alto de los barrios antiguos, espaciosas fincas y al igual que en Río de Janeiro el estilo arquitectónico sereno e íntimo resulta muy grato. Es la arquitectura de las penínsulas Ibérica y, Apenina, el renacimiento levemente modernizado. A menudo se encuentran -como en España- techos planos, azoteas con parapetos ornamentados, donde al atardecer, como ocurre en el Ebro y en el Guadalquivir, la gente sale a convertir y, propagar las novedades del día. Altas celosías de fina madera de cedro protegen las puertas vidrieras del sol y de la curiosidad, y los aposentos de cuatro, cinco o más metros de altura nos reconcilian con largueza de la relativa estrechez que nos impone el ciclo.
