Una comparación de las importaciones y exportaciones argentinas con las de otros países americanos y europeos provee por lo tanto cifras muy interesantes. Entre treinta y seis estados, sólo Inglaterra, tan rica en industrias, Suiza, Bélgica y Holanda exportan por cabeza más que la Argentina. Supera aun a los Estados Unidos y Alemania en más del doble con 56 dólares contra 22 y 26 por cabeza respectivamente y de los estados americanos sólo se le aproximan Cuba y Canadá con 50 Y 44 1 dólares. En relación con el tráfico internacional total, sobrepasa a Brasil en más de la mitad, a Chile tres veces y a Uruguay ocho. En el tráfico americano ocupa el primer lugar después de los Estados Unidos y, a la inversa, la Unión no posee mejor comprador que la República del Plata con 32 millones de dólares, es decir tanto como Brasil, Chile y Uruguay juntos y más de la mitad que todos los demás países sudamericanos reunidos. Asimismo, las importaciones del país de las pampas de productos procedentes de Inglaterra, Alemania, Bélgica, España, Francia, Holanda, Italia, Suiza y Suecia es mayor que las de cualquier otro estado de América del Sud y, a la inversa, sólo Inglaterra recibe por ejemplo de la Argentina el 34 % de sus necesidades totales de trigo, 54 70 de maíz y 60 Yo de carne congelada.
Esto explica el incesante ajetreo y febril actividad en el corazón de los edificios, en Paseo de julio o sus calles paralelas: Balcarce, Veinticinco de Mayo, Defensa, Reconquista, Bolívar, San Martín y las arterias que las atraviesan como Corrientes, Cuyo, Cangallo, Mitre y Rivadavia (con una longitud de quince kilómetros) y muchas decenas más. En los barrios antiguos miden sólo nueve metros de ancho y las aceras no más de dos metros, según las ordenanzas de su fundador. No fue sino en 1822, durante la presidencia del visionario y liberal Rivadavia, cuando fueron ensanchadas algunas calles como Callao, Entre Ríos, Santa Fe, Independencia y otras a 26 m. Además, la altura de los edificios acentúa la impresión de su estrechez. Por cierto, en la época de la Revolución de 1810 no se conocían las casas de más de una planta y la primera residencia de dos pisos la habría mandado erigir el general Pacheco en 1848, un monumento artístico.
Debido a la creciente inmigración durante la segunda mitad del siglo pasado, Buenos Aires aventajó a todas las demás ciudades del país, y dado su poderío y la egolatría que se cuenta entre las causas de la lucha selectiva, se explica que Buenos Aires apoyada por la provincia epónima, quisiera separarse varías veces de la unión con La Plata. Por fortuna, la querella entre las hermanas no duró mucho tiempo y fue resuelto definitivamente el 21 de septiembre de 1880, al ser separada de la provincia la zona urbana de Buenos Aires y elevada a Distrito Federal con lo cual pasó a depender directamente del gobierno nacional. La Plata se fijó como residencia de las máximas autoridades de la provincia -decapitada- y esta reforma también significó ventajas para Buenos Aires.
Al igual que en las urbes europeas, los terrenos ubicados sobre sus calles comerciales se pagan a razón de 120, 150 y más francos el metro cuadrado y al referirse a la dinámica fundación de Juan tic Garay los trotamundos hablan de la Nueva York sudamericana.