No somos ricos: bien lo sabes, pero, cuando después de
trabajar durante el día vuelvo a mi hogar, y Lupe, con nuestro
ángel en los brazos, sale a recibirme, soy tan feliz, me juzgo tan
dichoso que -vas a dudarlo- no me cambiaría por el más opulento
millonario. ¡Qué riquezas hay que puedan compararse con la santa
paz de mi alma? Si estás triste, si estás decepcionado, ven a
pasar algunos días con nosotros: ¡somos tan felices, que
quisiéramos salir por esas calles diciéndolo a voz en cuello, para
que todos partícipasen de nuestra dicha!
CARLOS
Ya lo ve usted, señora o señorita; mi amigo
Carlos, sin estufas, ni abrigos, ni carrozas, disfruta de un calor del que no
goza el más encopetado millonario. ¡Él ama! He ahí la
chimenea que debe conservarse bien provista para las largas noches de
invierno.
Car l'hiver ce n'est pas la bise et la froidure,
Et les chemins déserts qu'hier nous avons vus;
C'est le coeur sans rayons, c'est l'âme sans
verdure,
C'est ce que je serais quand vous n'y serez plus!
Tengo para mí que el recuerdo es un calefactor en el que
debe pensarse muy de veras, cuando el furor industrial, siempre creciente, agote
las minas de carbón de piedra. Yo de mí sé decir que
encuentro en el arsenal de mi memoria así las nieves y el hielo de los
polos, como el fuego del África y del Asia. Por eso, cuando hundo mi
cabeza en la caliente almohada, me arropo con las colchas y espero las blandas
caricias del sueño, mientras miro cómo se descompone y se
transforma el humo que asciende en espiral de mi cigarro, evoco, si experimento
una convulsión de frío, alguna memoria y me caliento a su
fantástica sombra. ¿Lo dudáis?