El pequeño Luka era sin embargo el más grande de todos los
niños del bulevar, cernía su mirada en la nada del suelo, arrancaba algún fleco
del pantalón, lo anudaba, lo vacilaba, jugaba entre sus dedos y con el pulgar y
medio en palanca lo catapultaba apenas un trazo de metro sin llegar
siquiera.
Su amigo Tena salió del cascaron del bulo y se bañó en la
calle, lanzando su melena en volandas, sus manos deslizaron por su cara y su
cabello, recogiéndoselo. Se sentó en el escalón calado al lado de Luka, comiendo
toda la entrada al bulo. Luka le extendió la bolsa que tenia a Tena.
-Hun Hun -chirrió entre los dientes Tena, negando.
Luka la arrojó hacia donde estaban los gatos, que apenas se
inmutaron, mas que sus cabezas quedaron mirando a Luka como en un compás de
espera.
-Me he quedado un rato dormido -le dijo a Luka-. ¿Te he dicho
alguna vez que me gusta la lluvia?
-Sí, unas tropezientas veces -le extendió una leve sonrisa
este.
-¿No nos tocaba hoy ir a por comida?
-No. Creo que han ido Richi, Maxi y Danti, aunque hay algo de
ayer aun de todas formas.